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lunes, 14 de enero de 2008

EL VIAJE 4. Un psicópata con trompita

Hay una razón fantástica para pasar navidades en tierra árabe y es, el psicópata de mi suegro.

Estoy de acuerdo con que lo que digo es políticamente incorrectísimo, pero es que este super catalán de pura raza con su orgullo Barcelona, no es psicópata en sus ratos libres para molestar a sus hijos cuando se aburre. No señor. Este, es un profesional, un experto full-time. Cabe resaltar que utiliza una estrategia curiosa, sobre todo curiosa para un hombre serio, elegante, aparentemente imponente, como él.
Y la estrategia tan estudiada es la llamada “ técnica del pucherito”.

El hombre, cuando algo no le gusta, lo cual es bien habitual, pone trompita, se enoja, patalea, o hace huelga de silencio. Eso, cada vez que algo no es como a él le hubiera gustado que sea!!!

El año pasado, parece ser que yo entro a circular en la dinastía catalana, que con la supuesta interculturalidad reinante, se animan, deciden, un poco forzado, abrirse a una sudaca. A ver qué tal. Sobre todo porque la argentinita encajaba con su nivel social, el del padre, y por ende, con el del hijo.

Pues el año pasado, nos derrumbamos siete larguísimas horas en platos de canelones empapados en salsa blanca. Aperitivo, pavo, frutos secos, horas en los sofás, varias famillas observando como el señor entraba en coma profundo, su siesta, se despertaba respingando del sofá, así como así, sin ninguna intención de marcharse, y haciendo como si siempre hubiera permanecido hiper lúcido. Un embole, digamos!

Hasta mi madre, que a veces se le da por hacerse la familiera, tenía un sarpullido anarquista qu e se expresaba susurrándome en los pasillos, más bien rogando que ese suplicio de documentales con leones africanos se acabe cuanto antes .Ese era el último recurso después de las siestas, cuando los temas de conversación brillaban por su ausencia y los documentales africanos se presentaban interesantísimos! Es más la super adaptada a las familias catalanas, insistiendo en que nos teníamos que juntar todas las fiestas varios días, y peleándome por eso, me suplicó en un impasse....- Queda mal si me voy a leer una novela a la habitación...??? - Esta intelectual y solitaria camuflada, no pudo evitar decir delante de todos, provocativa...
- Es que yo no estoy acostumbrada a ver tele en grupo!
Todos la miraron sin entender el comentario, por suerte!

Mr. Psicópata se fue a las nueve de la noche de una comida que tuvo su entrada a la una y , se fue ofendido, levantando el índice, haciendo trompita una vez más, porque el día 26, sagrado también para los catalanes!, no continuaríamos con el ritual hispano-católico de reventar comiendo en familia y llamando a ese aburrimiento, fiesta.

Si el año pasado subió al coche furioso con su caprichito de que al día siguiente no volvería a ser la estrella, este año, imaginate!
Su primogénito en la loma del culo y sin razón justificada, pisando los talones al arbolito justo el día de la partida!
Hazte una idea cómo le cayó nuestro viajecito al Sr. trompita!

Si, por supuesto que todos se llaman igual. El Padre, mismo nombre que el otro hijo, la madre, igual que la hija, más Jordi. Ufff. Aunque igual que los múltiples Jordis, Jorges del franquismo, traducidos a nombre catalán.

Hay que saber que los españoles, y en eso catalanes incluidos, si hubiera una asignatura “imaginación nominal” no la aprueban ni en pedo!. No sólo los nombres se repiten por generaciones, sino que además hay una teoría, aún no verificada, que circula por todas partes, y que encima te la cuentan con orgullo, y es que hay un numerito rarísimo en el DNI español, las hipótesis varían, nadie sabe exactamente cuál es o dónde está, pero en todo caso suele ser un 6 ó un 7. Y dice la leyenda que ese número señala a toda la gente que se llama exactamente igual que vos. ¿?

Pero lo especial-especial es que cuando empezás a investigar, los españoles, y catalanes, también, tienen un montón de nombres, como tres o cuatro, todos de santos, marías, cosas que no combinan, de las que se avergüenzan y que sólo mencionado en alguna reunión de amigos, de esas escasísimas, sale la teoría del numerito. Y lo fuerte es que les gusta tener compañeros de nombre, es que ni lo dudan porque aunque fueran tres nombres, más dos apellidos, los nombres se repiten como números del uno al diez, por tanto, las combinaciones son muchas pero no infinitas.

Pero a ver. En mi caso, imposible creer que un solo ser humano, en toda la península ibérica, lleve el nombre tan argentino-brasilero de Gabriela , mezclado con apellido judío, para colmo polaco, con segundo nombre indio guaraní de la indiecita de la flor del ceibo, flor nacional, y que en Europa confunden con Anaïs Nin.
Porque la carne en llamas transformada en flor, de Anahí, que para los que no lo sepan es una indiecita incendiada, todavía no entró en el Registro Civil de este continente. Y todo eso matizado con el apellido del bisabuelo con bigote, del González, que luego fue González-González, y así sucesivamente.

Siete combinaciones iguales en una península que desde hace poco recibe la segunda ola inmigratoria? No me lo creo.

Que vengan las siete españolas con nombre argentino-brasilero-indio-guaraní-polaco-judío y español con doble zeta a ver si no son truchas!

El psicópata profesional sigue haciendo estragos.
Jordi me dijo, esperando el ascensor:
- Quizás mi enfermedad (refiriéndose a su supuesta insolación) sea afectiva -
- Afectiva??? Te pasa algo conmigo?
- Pero vos te pensás que afectiva quiere decir sólo con vos?
- Ah, no? Y con quién?
- No sé, no es que lo digo. No sé, se me ocurre, quizás, puede ser…
- Dale, dale, hacé asociación libre que va a venir el ascensor.
- No sé, tal vez por mi papá.
- Tu papá???

El psicópata con sus monosílabos, ayer, día 25, del otro lado del móvil, fue más duro que le sol del desierto en pleno mediodía africano.

Para que Jordi no cene, eso es mucho decir. Vaya una a saber qué monosílabo cuidadosamente elegido lanzó, y el puchero, transportado en una vocal, el caprichito en un gesto, muy catalán, muy disfrazado de señor, enfundado en chalequito elegantísimo.
Él, actúa como un virus que entorpece el viaje. Afiebra a su primogénito que se atreve a cagarse en el arbolito, en el pesebre el san Esteban, el niñito, el caganet, el tipo que caga, el tronco que caga y todas las cagadas cristianas con que asfixian a los que no lo son y encima disfrazan de festejo, por cierto, costosísimos.


Unas fechas de las que muchos huirían encantados con Nafertiti hasta el fin del mundo, y no sólo hasta el norte de África, que bastante cerca todavía está de la península.

1 comentario:

v dijo...

Bueno, ahora si ya lei al psicopata con trompita (o los monosilabos como trompadas?). Ya seguiré leyendo, muy divertido.
V