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domingo, 15 de febrero de 2009

EL FACEBOOK DE LOS COJONES! Capítulo 4. Willy.

¡EL FACEBOOK DE LOS COJONES!

¡Me catapultó al pasado!

Capítulo 4. Willy.


La ciudad olía a estado de sitio. Las calles vacías, silenciosas, aullando.Willy me esperaba en la cocina de la casa de Lato mientras yo en una reunión de la fede pensaba que hacía política. Que cambiaba el mundo a los quince años.

Pero en realidad, la reunión no le interesaba a nadie, ni sé cual era el tema. El tema real era que Willy había venido a cenar a mi casa, con mi vieja, y como yo quería ir a esa reunión, mi madre no tuvo mejor idea que pedirle a Willy que me lleve, me espere, a Willy la política le importaba un carajo y menos, los comunistas. Entonces, que me espere y luego, porque mi vieja nunca se quedó corta con los pedidos, que me lleve a dormir a su casa. ¿? ¡! In cre í ble !


Cuando escuchamos con Willy el plan,…teniendo en cuenta que hacía un año que veníamos franeleando donde podíamos…nos pareció imposible. Él tenía una camita, de esas para invitados adolescentes que salen de abajo, en un cuarto, como esos que teníamos todos, en los que apenas entraban los muebles si venía el típico amigo a dormir. Obviamente nunca había visto la camita ni se me había ocurrido usarla.

Pero resulta que en plena dictadura resultaba peligroso tomar el 90, celestito, sola, que pasaba toda la noche. O sea, yo lo tomaba a veces, algún viernes o sábado. Pero saliendo de una reunión de bolches, aunque fueran bolches adolescentes, era un delirio.
Más seguro era coger.

Entonces mi vieja nos dio el terreno servido. Nosotros veníamos leyendo sobre el tema en revistas, nos veníamos informando. Pero la única amiga que tenía hermana grande, Roxy, comentaba que su hermana había cogido a los dieciséis. Entonces quince, era todo un atrevimiento de mi parte. La madre de Gachy, bien judaica culpógena, un día me pregunta si realmente y subrayado, estaba enamorada de mi novio, y enamorada con mayúsculas, claro! Que jodida! Y si. Es que yo si no estaba enamorada no iba a estar con él. Es que ni me lo planteaba, ni me complicaba con torturas judeo-cristianas. Ufff…Por suerte!

Como el cuarto era tan chico y el de su mamá estaba al lado, decidimos con Willy esperar al otro día a que la madre fuera a trabajar, ratearnos a la escuela, y aprovechar el momento en la cama de la madre. Nos pareció buena idea.

Y lo único que recuerdo es que después de hacerlo estábamos tan nerviosos que prendimos la tele y nos pusimos a ver dibujitos animados, abrazados.

Mi amiga Laura, tiempo más tarde, me preguntó si había acabado. No sé si suerte o no, ahora creo que sí, yo nunca había escuchado hablar ni de orgasmos, ni de acabar y era un tema que no conocía. Acabar qué?, pensé. Claro que si, si no hubiéramos acabado todavía estaríamos cogiendo, no? Se me pasó por la cabeza….pero no lo dije porque intuía que algo no estaba encajando.

Pasamos unas vacaciones de invierno como pareja en un albergue de la juventud en Córdoba. En los que teóricamente, se duerme separados, pero como los cuidadores estaban tan viejitos que ni estaban, teníamos un cuarto para nosotros solos. Nos tapábamos con diez mantas, y cada noche, yo visitaba religiosamente el baño, descendiendo una montaña, para insertar el diafragma, con la crema…un enchastre….mientras salía revoloteando mis trencitas y las almas que se cruzaban detectaban amor, dulzura y nos veían tan chiquitos que todos nos miraban embelezados.

Willy apareció en el face con otro nombre y una foto con tres hijas!!! Tres!!! Joder! De momento no tengo amigas con tres hijas, pero argentinos prolíficos, ya aparecieron varios. Cómo hicieron? Mi amiga Lexi subraya, es que estos no hicieron otra cosa en su vida que tener hijos! No quiero ser mala y le digo que no quiero juzgar. Willy me habla desde su laburo…una empresa industrial de la que es jefe de algo…Si fuera mina, tal vez…no lo sería…

Tres hijas, y grandes, una vive en Miami, con su primera mujer y las otras con él.
Willy aparece con la misma sonrisa sin mostrar los dientes. Igualito! Me gustaba porque era lindo, alto, de ojos claros, como obligaba la moda yankee que nos invadía entonces, y obvio, con un nombre en inglés que le inventamos.

Willy sonreía tímidamente, y tan tímidamente que casi lo tuve que convencer yo de que un año de espera era más que suficiente y que ya era hora. Sus amigos se iban a coger con putas y yo cruzaba los dedos para que nos estrenemos juntos. Willy no tenía ninguna prisa, o más bien, estaba cagado en las patas.

Pero fue lindo, y seguimos juntos ocho meses más. Tan lindo que, por su puesto, aún guardo la dobleve que llevaba colgada y cuando se lo dije en el Chat lagrimeamos juntos emocionados.
Willy me esperaba en la cocina, yo escuchaba hablar de materialismo dialéctico y temblábamos del susto, de vergüenza, de ansiedad, de ganas, de calor, volábamos, aterrizábamos, sangrábamos, íbamos, veníamos y cuando acabarían de cambiar el mundo para que nosotros pudiéramos vivir el nuestro?

EL FACEBOOK DE LOS COJONES! Capítulo 3. Mario Jaidar.

¡EL FACEBOOK DE LOS COJONES!

¡Me catapultó al pasado!

Capítulo 3. Mario Jaidar.

Caminábamos pegadas a las paredes para que no se nos vea el culo. Cuando la pared se acababa, veíamos como seguir andando hasta la siguiente. Y muy especialmente el día de la fiesta del fin de viaje de egresados del primario, en una playita chota de la costa con dos madres gordas que vinieron para vigilarnos.
Y él representaba esa salvajada sexópata, tan normal.Doce años teníamos!
Y los pibes, los reyes del mambo, tenían sus códigos, sus secretos, sus mujeres. Nosotras éramos como tontas, aunque inteligentes. Nos decían que íbamos a hacer “franeleo artístico” cuando contábamos que a la mañana, en turno contrario al colegio, íbamos al Lavardén, y hacíamos expresión corporal con música de Floyd en el instituto vocacional de arte infantil, conocido como IVA, en ese entonces.

Pero los compañeritos del primario tenían una vida más terrestre, más de rioba, más cruda. Resulta que a pesar de que a las judías les decían rusas, despectivamente, y eso corriendo en el patio…rusa! rusa!…un horror! yo siempre zafé con eso de ser medio negrita, y quién iba a tildarme de rusa, de judía, aunque tuviera apellido polaco?! La negrura me salvaba. Menos, añares más tarde, cuando un novio pochoclero indio re indio, me llamaba Rusita, eso sí, cariñosamente. Pero el pochoclero, que terminó medio loco evangelista, ya daría lugar a otro capítulo. Y ni lo puedo buscar en el face porque no sé como se llamaba….Eduardo, no sé qué. Era, un enamorado de dios, que sonreía, con una belleza salvaje y se le caían las lágrimas. Un demente. En fin, yo me enganchaba con todos los corazones abiertos, será porque el mío palpitaba y los detectaba, los olía, los magnetizaba. Qué desastre!
Ellos tenían un lugar secreto, prohibido a las mujeres. Bueno, a algunas mujeres. Sólo entraban dos chicas: las putas oficiales. Nenas! De once y doce!Y como una de ellas ya estaba desarrollada y con caderas. Un día le pregunté a uno que porque tenía ese culo y aseveraban con certeza científica que era de tanto coger! Eso no se cuestionaba.

El baldío quedaba a la vuelta de la escuela. Y como yo era una nena buena, decidieron mostrármelo. Y era buena, porque entre otras cosas, cuando fue el cumple de 12 de Mario Jaidar, al llegar, noté que no había mujeres y que yo era la única chica. No era raro. Marito era el salvaje número uno. Era malo, feo, y tenía una boca tan grande que parecía que te iba a comer! Pero al mismo tiempo era bueno, dulce. En fin, un pibito! Y cómo no ibas a ir! Yo los quería. Lo quería. Y gracias a mi cariño decidieron darme el privilegio de su mundo privado.
Me llevaban como si fuera a la guerra. Abrieron una puertita verde oscura de esas de lata que tienen los terrenos baldíos, y ahí estaba el mundo del sexo, vacío, con montañas que no querían hablar ni decir lo que habían visto. Subimos a una de esas lomas, con cuidado, sintiendo el peligro, esperando saber qué había ahí. Y como era tan secreto no se podía ni mencionar. Sólo apareció un colchón por ahí abandonado entre las ruinas, que parece ser que era donde tenían lugar los encuentros con la pibita oficialmente puta, que además iba a nuestra misma escuela y era más chica que yo. Como si la pibita fuese de otro planeta, no sé. Como si no fuese humana, era puta y ya está. A los once! Joder!

Yo miraba, esperando que alguien cuente algo, y me explicaron que desde esa montaña, hacían concursos de pajas a ver quién la tiraba más lejos. Re natural, sin vergüenza, ni nada. Y como era natural y yo a duras penas imaginaba sus pajas, también lo tomaba natural. Lo bueno era el privilegio era haber estado ahí. Traspasado la puerta.
Y resulta que nuestra escuelita primaria tenía fama de ser buenísima porque la directora era del PC.

Entonces, por la mañana, para aprovechar el día, obvio, se llenaba de intelectuales de clase media y clase media alta de Belgrano, y por la tarde era otra película. Venían los pibes del barrio, de las villas de al lado, del club Atlanta. Y ese fue mi mundo. Re normal.
Tan heavy fue que cuando entramos al secundario, con mi amiga la Chista, no entendíamos nada! Esta si que era rusa en serio. La Chista y yo ibamos juntas a todas partes desde los tres años. Un fenómeno. Se la re bancaba la de rusa, y cuidadito con acercarte porque te daba con algo.
Cuando entramos al secundario tuvimos que hacernos las boludas porque nuestras compañeritas no habían llegado ni al beso, y nosotras ya traspasábamos todas la barreras!

Pero la Chista no se comía ninguna. A los pocos años, cuando coger ya iba siendo permitido, la Chista se daba unos lujos bestiales! Ella iba siempre dormida porque en el turno contrario al colegio hacía Bellas Artes, para aprovechar el tiempo, ser mejor, y esas cosas que pensaban algunas madres de entonces y de ahora.Pero la Chista en lugar de aprovecharlo, dormía. En esa época encontrarla despierta era raro. Siempre que podía estaba echándose una siesta, a cualquier hora y en cualquier lugar. Era tan heavy y práctica La Chista, eso hay que decirlo, que tenía un novio con el que iban a un telo que quedaba a dos cuadras de la escuela, y encima, en la misma calle que te llevaba del colectivo a la puerta de la escuela. Cuando todos veníamos enfilados, peinados, bañados, se aparecía ella saliendo del tugurio de luces rojas sin saber si llegaría a abrocharse los botones antes de entrar a la fila y tomar con el brazo la obligada distancia.El San Martín abría sus puertas a las 8, digamos, y la Chista ocho menos diez salía bostezando sin ningún problema y casi vistiéndose delante de todo el mundo con Marianito Poggi, su novio pendejo, dogadicto pero de ojos claros, al que arrastraba a clase para que tenga un futuro pasable. Un fenómeno La Chista.

Tengo que decir que yo también sorprendía con algunas sexopatadas, herencia de Marito y el Provincia del Chubut. Cuna de músicos, escritores, cineastas, cantautores, actores, productores. Por supuesto, del turno mañana.

Del turno tarde nunca se supo, pocos fueron al secundario, algunos se estrellaron con la vida, otros murieron de sobredosis, otros se dedicaron a negocios tan lúgubres que prefiero no saber.
Sin embargo...Dios mío, Marito, te veo en el face, vivo, con el pelo largo como el pochoclero, con mujer y dos hijos divinos. Con una foto que parece que hubiera pasado una locomotora por encima de tu vida.

Pero lindo, che, qué lindo te veo!

Y, para mi sorpresa, el Mario Jaidar heavy de la escuelita primaria, no me habla de sexo sino de política.

Marito guapo, con ojos verdes como faroles, dialoga como si no hiciera TREINTA Y DOS AÑOS que nos vimos por última vez.

EL FACEBOOK DE LOS COJONES! Capítulo 2. El Fabio.

¡EL FACEBOOK DE LOS COJONES!

¡me catapultó al pasado!

Cap. 2.El Fabio

Si alguien no cree que los niños se enamoran puede ser por dos motivos, uno, que no tuvo la suerte de encontrar un amor a una edad temprana, y dos, porque lo está analizando desde la perspectiva adulta.
Pero cuando un día te das cuenta que le acabas de decir a tu novio que te encantan las canaletas que tiene en su labio superior porque son iguales a las del Fabio y te parece lo más normal…Ahí, pasa algo raro.
Porque resulta que cuando el Fabio te propuso que seas su novia tenías cinco años y él seis, y él era el vecinito de arriba que de tanto estar en casa ya era parte de la familia, que venía a veces de vacaciones con nosotros, y que jugábamos al papá y a la mamá apagando las luces y mi hermana, la pobre, la acostábamos lejos, porque hacía de hija.
Pero que yo recuerde no hacíamos nada. Solo estar ahí, uno al lado del otro. Nos bastaba, nos alegraba, nos tranquilizaba. Lo que queríamos era estar juntos. Y cuando me dijo que para ser su novia me tenía que hacer de river, y en mi familia eran de boca, no lo dudé ni un segundo, y le dije que sí. Automáticamente ya era su novia. Y aunque parece ser que seguí adorando sus labios en cada novio, no me dí cuenta hasta hace poco cuando le dije eso a mi actual. Como si tal cosa.
Y lo más curioso es que el Fabio siempre tuvo pinta de señor, siempre fue re masculino, el chico grande que ya iba a primer grado, y cuando tenia seis ya había que salir de la pelopincho de casa y sacarse las mallas separados. Eso fue rarísimo. De un día para otro no nos podíamos cambiar más juntos. Nosotras en el patio, nos sacaban las mallas asi nomás, y él aparte, el pobre, solo, en la habitación. El Fabio iba creciendo y ya le daba un poco de vergüenza, pero tampoco le hacía gracia eso de quedarse aparte. Y, como todavía no tenía hermana, lo adoptamos, éramos sus hermanas y él el hermano grande que siempre quisimos. El Fabio era hijo de gallegos, un galleguito perdido como lo fue mi vieja de chica.
Y a los seis, se mudó. Y punto. Nunca más.
Sólo lo ví una vez, un ratito en una comida cuando cumplí 15. Estaba igual. Masculino. Lindo. Con su labio remarcando la canaleta entre la nariz y la boca.
Y nunca más. Supe que estaba estudiando arquitectura y que tuvo una hermana. Y chau. Fin de la historia.

Pero hace unos días recibo un mail con el siguiente texto:
Faby dice, "No creo que haya demasiadas Gaby(s) Sobel que se parezcan tanto a su madre Carmen. Sos vos Gaby? Soy el Fabio (nunca mas me llamaron asi).".

Si el corazón no se me salió por la boca es por casualidad!

Contesto. Contesta. Contesto. Contesta que en la foto del perfil anterior no se atrevió a preguntar si era yo. Es que yo, novata en estas artes, había metido una foto mía en top less, que rápidamente saqué cuando me di cuenta como venía la mano. Él creyó que era otra. Y sólo cuando vio mi cara, igual a la de mi vieja cuando era joven, se atrevió a dar el paso.
En segundos se pone en el Chat y no podíamos ni teclear de la emoción.
El Fabio de grande me muestra unas fotos de un tipo canoso, que vive en Miami, con un bronceado a lo concheto que casi no reconozco! Me tuve que acercar a la pantalla para ver si algo en esa mirada o de esos labios me remontaban a la infancia. Y haciendo un esfuerzo, reconocí los ojos de mi amor infantil y el labio con la canaleta.
Joder! Ahí estaba el Fabio alucinando igual que yo y recordando conmigo nuestro romance. El más intenso, mi primer novio, primer amigo, y como él recordó, la primera mujer que vio desnuda. Fue un amor verdadero, y si lo pienso, nunca nos dimos un beso, y ni siquiera nos tomamos de la mano!

Pero nadie podía dudar de que íbamos juntos, era mi chico y yo su chica, hiper claro.
El Fabio era un hombre ya de chico, y su nombre quedó vibrando de tal manera, que un día conocí a un tano llamado Fabio, y me enrojecí casi, y simpaticé enseguida, y a los minutos le estaba contando mi noviazgo con el Fabio, sin saber que en algunas semanas lo vería, temblaría, me daría taquicardia, me pegaría a la pantalla para entrar en su mirada.

El Fabio, dios mío. Es que era tan mi novio, que cuando encuentre a un chico de cinco, ahora, lo miraré con otros ojos.

EL FACEBOOK DE LOS COJONES! Capítulo 1 .Pablito Cabello

¡ EL FACEBOOK DE LOS COJONES ¡

¡me catapultó al pasado!

Capítulo 1.Pablito Cabello.

Luz roja en las paredes. El colchón en el suelo. Pablito Cabello, sus bucles rubios y sus ojos celestes brillosos.
Pablito solía llegar a casa medio hecho polvo, estaba queriendo cambiar el mundo y las cosas no le iban como quería. Pero como sólo éramos amantes, no me quería presentar sus desgracias sino sus bellezas. Enseguida, por suerte, él sonreía y al ver y sentir sus labios a lo Jagger yo me derretía y Pablito se dejaba llevar en el mundo de los sueños fuera del mundo.
Pablito era como un elfo, super flaco, alto, bellísimo, casi femenino, eso lo hacía tan único, tan hermoso que su imagen era irresistible.
Porque como novio era un desastre el pibe.Yo lo buscaba por los bares de Corrientes a las dos de la mañana, cuando al otro día me levantaba a las siete para hacer mis dos carreras y laburar. Y Pablito seguía creyéndose que cambiaba el mundo. Era lo que llamábamos casi con miedo y respeto “un cuadro”, por tanto un ser incuestionable.
Y resulta que era un pibito de veinte años que vivía con la mamá , que no sabía tener novia, que nunca había laburado, quiero decir para tener su propia guita, y además, y esto como todos, me incluyo, la iba de re adulto y re experimentado.
Lo que más le gustó de mí desde el primer día, además de que yo era morocha y él rubio, yo de tez morena, y él blanco y esas cosas de los polos opuestos, lo que más le fascinó era que él creía que yo era más grande que él. Y en esa época, más grande era un año más. Y más tarde comprobamos, arruinando el hechizo, que no era así, que éramos iguales. Y aún peor, resulta que el pendejo me llevaba un año. Pero seguimos jugando a que yo era mayor, lo cual nos liberaba de la incapacidad de compromiso de este elfo escurridizo.
Pablito sólo aparecía algunos domingos a la noche. Hora de la muerte para los argentinos. Que cada vez que comento acá el tema, diciendo que en buenos aires, el domingo a la noche es momento de depresión institucionalizada…preguntan las razones, y …buscándolas…una dice lo que dirían todos…eso de que el lunes hay que ir a laburar…Y, como que acá eso mucho no encaja como motivo oficial de depresión nacional, no se entiende, piensan que es un delirio mío, que me lo estoy inventando. Pero del otro lado del océano, es no sólo aceptable, sino que impensable de otra manera.
Y yo le salvaba a Pablito la hora de la muerte, que se transformaba en un momento de placer con una mujer que no le pedía nada, ni siquiera que le cuente sobre su vida. Nada. Hablábamos muy poco, y como para no hacerlo tan bestia, intercambiábamos palabras como para vernos, oírnos, no necesariamente escucharnos. Estaba claro que éramos amantes y que no nos interesaba perder el tiempo escuchando la vida del otro, que para eso estaban los novios. Así que fue una relación muy onírica, podríamos decir.
Yo no sabía casi nada de su vida. Que era un revolucionario de izquierdas, motivo central de nuestra unión, que había sido de la jup regional y luego pasó a la jup capital, que era de sociología, pues en una fiesta de su facultad lo conocí. Y poco más.
Pablito con los años se transformó en un mito de belleza, medio masculina medio femenina haciendo una combinación perfecta, deliciosa.
Claro que mito, porque el pibe real era un desastre. Legaba muerto de hambre, sin dinero ni para el colectivo de vuelta, y se llevaba, algunas veces, mi ropa, porque que no traía para cambiarse. Obvio que esas camisas pasaban a formar parte de su armario. Pero era igual. Si había algo en lo que una no pensaba en esa época era en ese tipo de incapacidades ajenas. Pablito cumplía con su papel, yo tenía mis novios, él sus novias y ya nos iba bien. Quedó el mito.
Y cuando se apareció en el facebook con una foto de esa época, casi me desmayo…Por supuesto que nunca le había sacado una foto, ni visto una foto de él. Creo que pocas fueron las veces que lo ví de día. Sería algún lunes por la mañana cuando se iba medio muerto y repetía con una sonrisa que lo dejé hecho mierda, e iba rearmando sus huesos mientras esperaba el ascensor.
Y aparece Pablito, jóven y viejo…y no me lo creo, y quiero guardarlo como era, como un elfo, y aparece diciéndome:

– Hola nena….

Y casi lo huelo, lo escucho. Tendrá la misma voz ? aunque otro cuerpo…Apuesto que sí…Se le vé el sufrimiento, que la vida no era la que él pensaba, ya no parece en las fotos del presente el gran dandy seductor, ni lleva el porte de play boy no asumido que presumía de pibe …
Un día, bueno, un día no, uno de esos domingos a la noche, se apareció con un traje. Orgulloso. Franfarrón. Sabiéndose hermoso. Pablito estaba creciendo y se aprovechaba de sus virtudes.
Después algo le pasó. Le costó crecer, tal vez. Hacerse hombre, padre en lugar de hijo, viejo en lugar de joven, normal en lugar de bello, desarmado en lugar de precioso.
En fin. Algo pasó…pero Pablito parece ser que sigue soñando con cambiar el mundo, por suerte.
Tuvo su mujer, un hijo, la piba se puso celosa cuando yo aullé como una fiera al ver la foto. Y esas cosas que ocurren en argentina, cuando las mujeres no soportan compartir a sus maridos ni en foto.
Ni el de hace veinticinco años, ni a quince mil kilómetros de distancia. Qué les pasa a estas mujeres???
Yo las quiero, porque nos enseñaron a enemistarnos, a vernos como rivales, a pensar que la otra era una especie de ladrona de nuestras pertenencias, que los tipos son propiedad privada, y esas cosas horribles que hacen a la inseguridad, al machismo y a toda esa mierda, que prefiero seguir combatiendo.
Así que felicito en público a la jermu de Pablito Cabello por haberse quedado y bancado a este espécimen que seguro será divino, pero no fácil.
Pero que lindo que era! No voy a dejar de decirlo, lo siento Caro.Y si sigue siendo lindo, pues mejor para vos.
Para mí seguirá siendo un mito, con los kilómetros, los años, el tiempo.
No te robo tu presente, y no me robes mi pasado. Ese elfo fue mi amante de los diecinueve, veinte, veintiuno…y tal vez más. Al menos déjame admirarlo en foto. Sólo eso. Y jugar con las imágenes, los sonidos, y la sonrisa canchera con los bucles colgando.

Y nosotros ......nos deleitábamos....
Fuera del tiempo. ......Cuando afuera llovía .A la hora de la muerte.