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lunes, 7 de septiembre de 2009

EL AMO

E L A M O

Ella calzaba sus tacones y su ropa de ejecutiva con el punto exacto entre sensual y seria, estudiaba el detalle de su ropa la noche anterior. Combinaba sus múltiples calzados con bolsos y cinturones a juego, y seguía llevando faldas, chaquetas y camisa impecable. Mantenía el vestuario “ejecutiva” de lunes a viernes y lo remplazaba los fines de semana por ropa sport igual de pulcra y planchada.

Su agenda no tenía huecos, se levantaba cada día a las seis y se dejaba una hora para ducharse, vestirse y desayunar con sumo de naranja y café con leche de soja.
Cuidaba la silueta y la salud, en la medida de lo posible, aunque era adicta al café.

A esa hora no podía evitar hacer que suene en su amplio departamento su música preferida. Vivía en un ático lujoso, aislado, y se podía dar el gusto de poner música con buen volumen.

Y cada madrugada, mientras se preparaba para la larga jornada, bailaba al son de la música de su adolescencia, casi punk, que desentonaba con su atmósfera actual.

Bailaba y cantaba una letra en inglés que sabía exactamente su significado pero de tanto repetirlo lo había perdido. Y dejaba que le entre en el cuerpo cada grito, cada desgarro de las notas musicales.

Ella pronunciaba, aullaba su letra preferida, mientras intentaba bailar arriba de sus zapatos negros de 10 cm. que dominaba a la perfección, pero que se le complicaba al bajar la escalera que iba del piso de arriba, con su habitación y el baño, al de abajo, donde estaban el salón y la cocina.

Vestida de traje gris, y camisa blanca, danzaba como en una ópera rock, como si su cara estuviera maquillada de blanco y negro, como si su lengua pudiera moverse hasta el infinito.

Asi comenzaba ella sus días, mientras entonaba en inglés, su música predilecta….

"Where to go , what to do,
could it be, somebody super like you."


Lilian ya no registraba lo que querían decir estas súplicas. Terminaba su café aún demasiado caliente, buscaba la agenda, las llaves y el móvil, le daba una última mirada al enorme espejo que había puesto cerca de la entrada, y dándose el ok, repetía el estribillo. Antes de atravesar la puerta, volvía a entrar para comprobar que había apagado las luces, a veces incluso, volvía a subir las escaleras y chequear el baño que no quede iluminado.

Sabía la letra y los acordes a la perfección y los seguía repitiendo, por lo bajo, hasta llegar a su coche.
Pero cuando arrancaba, ya era nuevamente Lilian, la heredera de “D-sign” firma proveniente de su padre y que desde hacía ya casi diez años ella dirigía como si siempre hubiera sido propia.

Desde que ella tomo el mando, la firma se duplicó con rapidez en ventas y staff , abrió nuevas oficinas en cinco países del cono sur y ella gestionaba todos los equipos aliándose con projects managers de plena confianza.
Sólo a ellos les pagaba sueldos generosos, para que formen parte de la empresa de por vida, como si fueran su familia, sueldos a los que en ningún otro país de Latinoamérica hubieran ni remotamente podido acceder. Ellos eran suyos. Estaban todo el día a su disposición vía messenger, skype, móvil o el medio que a ella le viniera en gana.

En su cultura no existían las vacaciones, ni para ella, ni para nadie. Ellos siempre debían estar allí. Y habían ascendido a Project Manager justamente porque habían comprendido el concepto de la dedicación plena al cliente, de la excelencia en relación a los competidores y de la entrega devota al trabajo. Su ritmo habitual era de doce horas, que podía ser prolongado en “épocas especiales” como podía ser la Navidad, en que los clientes se alborotaban ya con seis meses de antelación para preparar entregas.
En su firma todo era, y debía, mantenerse impecable, sin fallo, y ellos lo controlaban para que así sea, educando a sus Designers, al estilo “D-sign.”
Ellos, los “Project-manager” no sólo tenían completamente integrada la filosofía de Llilian, sino que además estaban orgullosos de ella.

Conocieron su piso en una ocasión en que ella decidió conmemorar cierto aniversario de la empresa y abrir las puertas de su casa como medida de consolidación de equipo.
Ese día, controló los detalles más que nunca, ocultó CDS, papeles, cuadros, fotos, la casa parecía un hotel por lo neutra, por lo impecable.
Pero a nadie le extrañó, los ocho Project, y las diez designers que viajaron al evento, y que constituían los cargos de importancia de su compañía, no echaron a faltar ningún detalle, porque era la primera vez que entraban en lo de Lilian y ya esperaban esa pulcritud.

Nadie imaginó, ni remotamente, que cada mañana, incluso la siguiente, ella retomaría el ritual de danzar con el fantasma en la ópera repitiendo:

"Where to go , what to do,
could it be, somebody super like you."


Este párrafo, que era el que repetía frente al espejo, era el único que vocalizaba teniendo en cuenta sus palabras. Y no se lo decía a sí misma. El texto era para él.
Lo seguía buscando.

Llilian se había separado hacía dos años, casi tres, de un argentino que conoció en brasil y que integró a su cultura anglo sajona y a su reducido grupo de “Project-m” después de haberlo hecho pasar por todos los puestos y haber confirmado, como lo había intuido desde el momento en que lo conoció, que el muchacho no sólo tenía talento, sino dotes de mando.

Después de la separación ella tuvo algunos amantes, que también había visitado durante su relación con el argentino, pero luego la soledad se le apoderó.
Seguía teniendo amantes esporádicos, pero cada vez más distanciados, sin saber porqué.
Era ella la que huía.
No se enamoraba.

Sí lo había estado del argentino y se acabó la relación el día en que él descubrió a uno de sus amantes. Ella era muy discreta, pero un día un detalle se le cayó del bolso, en forma de preservativo de una marca extranjera, y como él era celoso y astuto, la mentira no pudo convertirse en realidad. El detalle la delató, la crucificó.

Ella era hermosa, alta, delgada, con cabellos castaños, con gran volumen, ojos verdes con enormes pestañas, y rasgos angulosos que combinaban con sus formas trabajadas en largas horas de gimnasio. De mirada fuerte y caminata segura, sus Project-m se inclinaban ante su presencia, sin decirlo, sin hacer ningún gesto, pero le tenían gran respeto, y el día que se separó del argentino, los otros siete respiraron con más aire.

No la querían para ellos, pero sí les agradaba la idea de que Lilian esté disponible.

Ella hacía dos años y medio que no tenía pareja. Nadie con quien salir a cenar. Ninguna compañía para un sábado por la noche.
Devoraba novelas en su casa cuando no estaba trabajando, controlando.
Cuidaba su figura obsesivamente como lo había aprendido en su tierra natal, y su pelo, mantenerlo largo, cuidado, brilloso y con ese castaño natural, también le llevaba enormes horas que casi no disponía y que siempre decía estar en reuniones cuando alguien interrumpía sus tiempos de peluquería.

Estaba harta de sentirse sola.

"Where to go , what to do,
could it be, somebody super like you."

Pasó todo el sábado trabajando en su despacho.
Debía controlar los “files” finales entregados por sus P-m (Project manager) a los que hizo mantenerse en vela el viernes hasta las 2.00am para acabarlos.
Su nuevo cliente, de Arabia saudita, no aceptaba ni un día de retraso y ella le había prometido las pruebas listas para el lunes. El manager del jeque no estaba acostumbrado a tratar con directivas mujeres y cuando la vio entrar en la reunión casi anula el futuro contrato. Hizo una llamada, que era obvio que no era para comentar el malentendido de género, y parece ser que su jefe insistió en que D-sign era el tipo de empresa que quería para crear la imagen gráfica de su nueva campaña política. Tenía tantas referencias y habían quedado tan impactados por el buen gusto y originalidad de sus proyectos que le daba igual que su interlocutora sea una dama. Suponía que ya tendría un mando superior para encarrilar cualquier desvío. Sólo preguntó si era guapa.

El manager del jeque, abandonó un segundo la conversación, que siendo en árabe, le permitía seguir hablando con ella delante. La observó con detalle y en décimas de segundo respondió…-guapísima!, esbozando un ligera sonrisa con su labio derecho….disimulando…La volvió a mirar…y continuó….- pero muy seria!....
-Me gusta. Se oyó del otro lado del móvil.

Eran las diez de la noche del sábado cuando terminó de dar el ok a sus Proyect que se habían quedado sin fin de semana. De los ocho, seis no tenían ni hijos, ni parejas. Ideales para el cargo, aunque a veces sus novias o amantes los distrajeran, por eso con el skype los podía mantener controlados.
El séptimo estaba casado con una japonesa que trabajaba para una multinacional suiza, era perfecto. Y el octavo, sí tenía mujer e hijos, pero una mujer dedicada a él que, de momento, paradójicamente como todas las dedicadas, soportaba de buena manera la falta de vida de pareja que exigía el prestigioso trabajo de su marido como PM en D-sign. Ella, su esposa, se llenaba la boca hablando de lo importante que era su marido.

El sábado a la noche de Lilian no fue ni triste, ni aburrido. Se durmió apenas se recostó en el sofá y a las tres de la mañana se mudó a la planta superior, se desvistió y siguió durmiendo hasta las ocho. Había aprendido con su madre alemana la importancia de aprovechar los domingos por la mañana, de volverlos tiempo útil.
Sin pensarlo se puso el chándal, subió al coche, y pasó toda la mañana poniéndose en forma en el Sports Palacium. Mientras corría en la cinta, superando sus marcas del domingo anterior, se planteaba, escuchando “The Stroke” si sería buena idea comenzar una búsqueda por Internet.

Tenía más que claro que las webs de encuentros no eran para ella.
Buscaba algo sofisticado, potente, tanto como lo era D-sign.

Se preguntó qué buscaba mientras seguía sudando sobre la cinta.

No tenía ni idea si le gustaban o no las mujeres como para iniciar una relación con una. Por supuesto que le parecían, muchas, hermosas, sin duda mucho más bellas que los hombres. Hasta podía pasar ratos largos mirándolas, sin ser vista, o fantaseando con cuerpos femeninos. Pero aún así, no le divertía para nada la idea de seducir a una mujer.
Pensó en un hombre.
Cómo le gustaría?
Se le apareció un vacío tan grande que dejó de correr.
Tensó sus facciones, como estaba habituada. Se duchó rápidamente y aunque no era lo habitual un domingo por la tarde, se refugió en su piso
No sabía cómo buscarlo.

Decidió chequear una vez más cómo estaba quedando la página web de D-sign con sus últimos retoques. Y quiso probar en google cuántas empresas habría con un nombre similar. Cuando sólo hubo tecleado D/s, le dio al enter, y para su sorpresa y asombro se sucedieron innumerables propuestas con el código D/s. Le resultó curiosa la coincidencia. Entró en la página que se autodenominaba: “D/s, la web”. Perpleja encontró letras góticas, diseños prolijos y cuidados y con dos clicks se enteró lo que D/s significaba!
Siguió investigando y le pareció curioso. Impactada por la coincidencia con las siglas de su empresa …(lo sabría su padre cuando le puso ese nombre???....)…y por la atracción de un mundo secreto, permaneció una hora entera informándose sobre la Dominación/sumisión.
Al descubrirse hiper excitada, cerró el portátil, respiró profundo y repasó sus conclusiones.
Había aprendido rápido las tres reglas básicas de la D/s. Le gustaban los sistemas con reglas claras, manifiestas.
La primera y muy importante como dato informativo, era que la D/s no necesariamente tenía que ver con el sado-masoquismo, es decir, puede no tener nada que ver. De hecho, podía haber una relación D/s sin nada de SM.
Le gustó. Y la tranquilizó, además. Lo del dolor físico no le resultaba atrayente a priori, salvo el “necesario” en una relación sexual, en función de la anatomía del compañero. De hecho no llevaba ni piercings ni tatuajes ocultos. Aunque le hubiera gustado ponerse un dragón en su omóplato izquierdo, en honor a Lisbeth, su heroína predilecta. Aún así, nunca tuvo ni coraje ni atracción por inflingirse dolor. No era lo suyo.

Si bien había leído la literatura del famoso marqués, que encontró por azar en la casa de sus padres, y se llevó una vez en secreto, no encontró allí nada relacionado con el sado masoquismo, como ella pensó que se lo puede entender hoy en día. Los libritos del marqués la dejaban ardiendo pero lo atribuía a que era lo propio de la literatura erótica.

Recordando estas literaturas, el D/s se le hizo más inofensivo, menos lúgubre.

La segunda regla era que las partes tenían que tener claro que era un juego y establecer sus límites antes de comenzar, tendiendo muy clara la palabra “clave” que significa un detenimiento parcial o total del juego. O sea, de la relación. Si era parcial, con sólo decir la palabra, era obligatorio detener cualquier acción. Si era total, luego era necesario dar explicaciones.

La tercera regla era que el juego no debía alterar ni interferir ni en la vida de pareja, ni en la vida profesional de ninguna de las partes.

A Lilian le parecieron buenas reglas, muy justas y clarificadoras del panorama.
Le iba resultando un juego cada vez más atractivo.
Se animó a entrar en un Chat de esta web y se puso…Li…cuando pensó que era mejor no poner su verdadero nombre y tecleó Liz.

En ese momento había en el Chat tres Amos.

Uno se llamaba “Amo Severo!, le pareció tremendo! Demasiado. Un asco, casi.

“Amo 46”. Le pareció una buena edad.

Y el otro se llamaba, con mayúsculas: EL AMO.

Tenía que ser ese.

No se animó. Esperó.

Fue a calentar café y volvió más decidida.

Le abrió un privado con un –Hola- , tímido.

Enseguida él contesta:
- Hola Liz, encantado de conocerte. Sabes quién soy?

- No. Debería?

- Mejor. Eres principiante?

- En qué?

- D/s

- Si

- Perfecto

- Por?

- Buscas un AMO?

- Puede se , no lo sé.

- De qué depende?

- De que me gustes.

- Te gustaré. Dime algo de ti. Necesito datos.

- 39. Vivo en Florida. Soy brasilera, nacida en Frankfurt.

- Me gusta. Cómo te llamas?

- Li…………lian. (no supo porque no pudo dejar de ser honesta)

- Lilian?

- Si

- B I E N . (lo pronunció lento vocalizando cada letra con su voz gruesa, casi parecía un locutor profesional)

Él tecleaba y respondía a una velocidad que sólo eran comparables al estilo D-sign, ella odiaba esperar respuestas.

- Y tú? Cómo te llamas? Arriesgó ella.

- Te daré algunos datos me llamo Ivon, soy de origen Húngaro, mido 1,90 y vivo en NY. Toco el piano.

- Guau!

- Si te va, te diré cómo es este juego. Quieres?

- No tengo idea.

- Pero por algo habrás entrado en este Chat.

- Por curiosidad

- No te la sacarás si no juegas. Te atreves?

- Qué tengo que hacer?

- Estar de acuerdo en que sea tu Amo. Y para empezar cuando chateas conmigo, no lo harás con nadie más.

- Qué significa que seas mi Amo?

- Ese es el juego que irás descubriendo. Hay tres reglas básicas, las conoces?

- Las leí.

- Perfecto. La palabra clave por ejemplo puede ser…“vodka”, es muy importante que la recuerdes.

- La recordaré.

- B I E N….Pero de momento no es la tuya.

- Porqué mía?

- Porque tengo otras sumisas.

- Cuántas?

- Contigo tres. Pero cuando estoy contigo, que te quede claro que estoy contigo.

- Y yo también puedo tener otros Amos?

- NO.

Se hizo una pausa.

- Por?


- Es asi.

- Ok

- Estás en pareja?

- No

- Perfecto!

- Tú?

- No

- Ah!

- Cuánto hace que no follas? Tienes amantes?

- Te lo tengo que decir?

- Si. Si no te conozco no puedo ser tu Amo, esto es todo un arte.
Tranquila, sé respetar las reglas y conozco bien este mundo.

- Qué mundo?

- D/s

- Es un mundo?

- Si.

- Y qué tengo que hacer, entonces?

- Primero , dejar que te conozca y tú a mi. Asi me irás teniendo confianza. También me puedes preguntar lo que quieras.

Ella no supo qué preguntar. Hacía mucho que no tenía la posibilidad de intimar tan rápido. El amo la quería conocer en lugar de practicar ciber-sex. Le resultaba rarísimo!

- OK. Tengo un amante esporádico que no veo desde hace un mes.

- Por?

- No me entusiasma mucho.

- Y antes de él?

- Estuve en pareja por siete años y terminamos hace dos y medio.

- Porqué terminaron?

Esa pregunta le molestó. Era meterse en su vida privada. No había cerrado aún esa relación. Varias veces se encontró suplicando a su ex argentino que volviera, pero el orgullo herido de este porteño no se lo permitió.
Saberla a ella con otro, le partió el alma y no pudo superarlo. Encima se habían casado, por amor y para resolver sus papeles, pero él seguía nombrándola como “su” mujer. No le salía fácil lo de “ex”. Y eso de que “su” mujer tuviera un amante, o lo haya tenido, para él era inconcebible, mortal. Como si le hubieran clavado un puñal en el centro del pecho.
La herida aún sangraba.
La de ella.
Llilian no superó la culpa. No creía que él se lo iba a tomar tan…, nunca mejor dicho, a pecho, al punto de hacer las maletas y marcharse en menos de una semana.
Quedaron destrozados ambos.

Igual él seguía siendo su P-m predilecto. Desde Buenos Aires. Y ella, como jefa, lo seguiría llamando y viendo por Skype. Vigilando sus tiempos laborales y extralaborales con cualquier excusa.
La pregunta del Amo era porqué habíamos cortado y con qué frecuencia hacíamos el amor.
Espiró….
Se decidió a contestar.
No perdía nada.

- Porque tuve un amante.

- Y la segunda pregunta?

- Cada quince días.

- No te alcanzaba, no?

- No

- Claro, ja ja.

Era la primera vez que él se reía. Sarcástico.

- Hace un mes ahora?

- Si

- Y?

- Horrible!

- Hot?

- Yes

- Te sabes controlar?

- Por supuesto. Es mi trabajo.

- De qué trabajas?

Ahí se detuvo. No convenía poner en riesgo ni su firma, ni su prestigio.
No le daré detalles, decidió.

- Soy directiva.

- Muy bien.
Empezamos el juego?

- No habíamos empezado?

- Aún no.

- Ah!

- A qué hora terminas mañana?

- Es difícil saberlo. A las 21hs estaré libre.

- Vale. Me llamarás y me contarás cómo vas vestida. Quiero que lo pienses desde ahora, más sexy, con faldas y tacones.

- Casi siempre llevo faldas y tacones.

- En serio?

- Si

- Vamos bien. Pues me llamarás y me darás detalles. Es todo. Este es mi número 603436250. Adiós.

Él cerró y la dejó atontada.
No había duda de que era sofisticado y seguro.
También decía ser alto.
Apuntó el número directamente en su móvil.

Al otro día, tuvo la suerte de llagar temprano a su casa. Eran las 20hs. Abrió el portátil ansiosa de investigar sobre el tema.
Tecleó D/s, se arrepintió. Recomenzó tecleando Dominación. Aparecieron nuevas webs.
Entró en la más atractiva por diseño.
Encontró un Chat, pero esta vez, para entrar debía llenar un formulario.
Estaba dispuesta a investigar con otros amos, a ver cómo era la cosa. Bajo el pseudónimo de Liz, y asumiendo su rol de sumisa, debió plantearse algunas preguntas para seguir.
Qué le iba?

Debía marcar cruces en casilleros que le proponían: bondage, relación sólo virtual, quemaduras, pinzas, dominación financiera (……..qué??????). Esto le estaba pareciendo horroroso, cómo se podía meter en una cosa así? Hasta el momento no había puesto ninguna cruz.
Fue a calentarse café mientras reflexionaba sobre la dominación financiera.
Se dio cuenta que no estaba alejada de la vida real. Que muchas parejas, sabiéndolo o no, se mantenían unidas por eso.

Empezaba a creer en el sub-mundo. La D/s no estaba tan alejada de su mundo, ni era tan lúgubre como lo había supuesto.
Volvió a ver que sugerían otras casillas.
Quizás marcar alguna no estaría mal.

Dominación en la vestimenta.
Joder! Sería esa la especialidad del que había conocido? O la de ella….???

Le gustaba el plan de detallarle al otro cómo iba vestida ese día. Ése si era su mundo. Los detalles visuales, las combinaciones, las formas, los colores.
N era tan raro ni oscuro.
Siguió con la lista y al rato registró que había hecho tres cruces.
Marcó la segunda en la D psicológica, le parecía inofensiva, hizo otra cruz en la del control del vestir, que le pareció tonta…, igual seguiría vistiéndose a su modo. Desterró de cuajo collares, cadenas, humillaciones…qué horror! …encierros, dolores físicos etc
La tercera cruz que puso fue: control orgásmico.

Al lado de las otras, pensó que no tendría ningún peligro.

Al acabar el formulario, en seguida apareció un amo que le abrió un privado.
Este era Amo-historia.

- Hola
- Hola (empezaba neutro)
- Eres sumisa?
- Supongo
- No lo sabes?
- Lo estoy averiguando
- Cómo?
- Con los Amos
- Tienes otro?!
- Desde ayer
- Quién es?
- El Amo
- No puedo seguir
- Qué?
- Primero: sólo puedes tener uno.
- Es injusto. Él tiene dos sumisas más!
- Es asi.
- Eso me dijo.
- Segundo: Es El Amo.
- Y eso qué significa?
- Averígualo. Adiós.


Joder! El mundillo este era más hermético de lo que suponía y las reglas parecían machistas, injustas e inamovibles.

Aparece otro. AmoFL
Le gustó, supuso que viviría en Florida.

- Hola. Eres sumisa?
Parecía la pregunta de base, como decir ..Hola qué tal? ..es que esta gente no sabía saludar normal?!)

- Hola, cómo estás? Si.
- Tienes Amo?

Jo! Ni que lo hubiera sabido.

- Si. El Amo. (decidió ir al grano)
- Estás loca?!
- Por?
- Qué haces buscando otro? Se enfadará.
- No le tengo miedo, lo acabo de conocer. Ayer.
- Ja, por eso!

Qué absurdo, se enfadará! Ni que fuera mi marido! Si ni me conoce!

- Lo conoces? (dijo ella)
- Todos lo conocemos
- Por? De qué?
- No te lo puedo decir. Pregúntaselo. Adiós.

Esta vez puteó para sus adentros en su lengua materna.

Tenía todas las puertas cerradas y se acercaba la hora.
Comió una tortilla rápida, recalentada en el micro y lo llamó.

- Hola
- Hola
Su voz sonaba más dura. Grave como el día anterior, pero severa.

-No eres buena sumisa.
- Qué…??? Si son las nueve en punto!!!
- No me refiero a eso.
- No entiendo.
- Has buscado otros Amos. Te dije que quería exclusividad. Tienes que decidirte.
- Cómo lo sabes?
- Lo sé.

- Escúchame. (Dijo él volviendo a su tono grave de locutor profesional y sensual) Te daré una segunda oportunidad. Te propongo enseñarte. No sabes nada de este juego. A cambio, tú me dirás la verdad y me obedecerás.
- En qué?
- En todo.

Se hizo una pausa.

- Es un juego, ya te lo expliqué ayer. Cuando quieras, paras. La palabra clave te la daré cuando te decidas.


Adónde ir, qué hacer?
Podría ser alguien super, como tú.