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lunes, 14 de enero de 2008

EL VIAJE. 1. El despegue

La primera cosa a tener en cuenta, es que las cosas no precisan ser complicadas.

-Hay que ir a lo práctico –
Siempre repite el Jordi, mi pareja, como un mantra.
No sé si es porque lo es, o sea, práctico, o porque le gustaría serlo.

Aún así, organizar este viaje no fue fácil.

Unos afirmaban que a África no puedes ir por tu cuenta, otros, que con agencia es una gansada.

El sentido común me impedía creer que la solución fuera la fortuna que nos pedía la Toya, dueña de una agencia, donde trabajaba un argentino, tucumano o algo así, que conoció a mi vieja vaya una a saber dónde y que por regla argentina incuestionable hay que confiar en que saldrá bien de precio y nos entenderemos. Sólo porque el tipo era argentino.

Pero con la Toya esta, estuvo todo mal parido desde el vamos. Hasta que mi paciencia llegó a su fin y con horas de diplomacia catalana, de Jordi, claro, la tal Toya quedó lagrimeando frente a las tacitas de café. Instantáneo, además, asqueroso.

En nada, por suerte, y con otra agencia, y sin argentinada de por medio, más o menos fuimos resolviendo la cuestión.
Mi carga de estrés, trabajo, preparación mental de clases y viajes largos en moto, había hecho tal estrago en mi cuerpo que no podía siquiera tratar de imaginar Marruecos.

También, el hecho de no ir al campo de invierno, retiro de meditación zen, era todo un tema, porque lo venía haciendo desde hace…el zen 16 años…el campo de invierno…….unos diez.

Por un lado, la mezcla de rebeldía y libertad de no ir, y por otro, la alargada saturación de situaciones en las que te decís - Basta, esta ficha no me va- .
Es una ausencia con ligero dolor, ya me arden las orejas de los comentarios sobre mis contradicciones, pero una ausencia que también habla y dice a un maestro lejano:

- Hermano, ponete media pila porque tu rollo no convence, no cierra –
- Che, cuidanos que de tanto desgastar, de tanto sacar punta , se acaba el lápiz-

No decir lo que una piensa, endiosar a un tipo sin cuestionarlo, ubicarse en una eterna discípula.

Quién inventó esa relación tan dúal?

Tan falsa, tan anacrónica, tan que te impide pensar por ti misma. Y aunque paradójicamente esta sea la enseñanza…y si lo que pienso por mi misma no gusta ni al folklore japonés, ni al monoteísmo, ni al budismo, ni al zen?

Resultado, que llevo las botamangas mojadas, se me mojó el pelo aún tapándome con mi pañuelo verde al estilo árabe. El pañuelito empapado, mis manos, las zapatillas, los pantalones, el abrigo, que por cierto, no es impermeable porque la mogólica de Toya aseguró que en estas fechas NUNCA llueve, y eso que se lo preguntamos!

La cosa es que parece ser que la susodicha nos pagó las cenas del hotel de Meknés, (ciudad entre Fez y Casablanca) , donde aseguró que no lo podíamos reservar sin cenas, y el tipo del hotel afirmaba que nunca lo venden con cenas. En fin.
De momento en ese hotel tan raro, tan pijo, tan vacío, y además tildado de "hotel de relaciones” , disfrutábamos de los acordes geniales de dos músicos en vivo, mientras el camarero que se parecía a Zidanne nos daba cerveza marroquí.
Si Zissu es de Algeria! , aclararía Pierre, mi ex, pero es que el camarero era re parecido!
Más desafortunado, claro, más bajito, más feúcho, sin ojos verdes, pero igual-igual. Nos servía serio, casi enfadado. Las cejas ensombrecían toda su cara sin gestos. El camarero no expresaba esa tristeza que te parte el alma de Zissu, sino un enfado triste, duro, mucho más triste que el del astro francés, claro!

El hotel, casi vacío, el bar, medio lleno, y el restaurante con las cenas lujosas pagadas por Toya. Otra mesa ocupada, con prostitutas marroquíes que se visten como cualquier occidental en verano. Hacía un frío de muerte y yo comía, a reventar, con el abrigo puesto, tiritando.

Recién al llegar a Fez, en un lugar normal, agradable, sin tufillo a tugurio de lujo, descubrí porqué me había sentido tan rara en el “Transatlántic”, cuando intentaba disfrazarse de hotel normal.

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