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lunes, 14 de enero de 2008

EL VIAJE 2. Africa quedaba arriba!

Jordi murió desde ayer, y hablo ahora en argentino, aclaro.
Es decir, que no murió de verdad, desmayó, tampoco de verdad, obvio. En español de españa: cayó enfermo.

Nunca sabremos bien si fue de tanto comer, o de poco dormir, porque mientras yo precisaba horas adicionales de sueño cada mañana, él se levantaba temprano como un deportista.
O si fue la insolación en la Plaza de la Medina de Meknes, que a mí apenas comenzó a devolverme mi color original.

Pero volviendo al tema, para conseguir despegar hacia Casablanca, y si, despegar porque el maldito avión en vez de salir a las 12.10hs de Barcelona, terminó despegando a las 22.30hs de Madrid.

Nos taparon la boca con tickets de comida que fuimos truchando y multiplicando y al atravesar el anhelado pasillo-manga (hoy me entero que los catalanes haciéndose por una única vez los anglo parlantes llaman “finger”) que nos llevaría al fin a Casá (como dicen los lugareños) lo hacíamos caminando rengos, torcidos, de tanto intentar sin éxito dormir en las sillas del aeropuerto que no permiten levantar el posa brazos.
O sea, dormimos en eses, como serpientes .

Y con el estómago lleno nos acomodamos supuestamente alegres en butacas “business class”. Estábamos saliendo rumbo a áfrica cuando nos pusieron el mantelito blanco y llegó el paté de foie con quesos y postres. Nos miramos con desconsuelo. Acabábamos de cenar con los tickets gratis con los que Air Marroc trataba de taparnos la boca. A los diez minutos, después de que Jordi vorazmente devoró mi paté y el suyo, le anuncio que ahora viene la comida. Aunque nos dolía la panza y con los asientos anchos de una business que prometía consolarnos, aunque fuera con mil horas de retraso, deglutimos todo como trogloditas después de un ayuno.

Lo genial fue cuando empezaron a poner el mapa al revés!
Si, la pantalla que teníamos justo enfrente, de pronto se invertía y Europa, minúscula, quedaba abajo y África, interminable, pasaba arriba.

Al salir, en esos pasillos de casamiento que se forman al llegar a una ciudad, había mucha gente esperando. – Y, será por las fechas. – Cantinela escuchada hasta el cansancio de la boca de la pesada de Toya, como si no supiéramos que es diciembre, ni el día, ni que era navidad, nada de nada.

Abstinencia calendaria total se suponía que era la nuestra!.

Ella, cuando repetía infinitamente, - Es que en estas fechas….bla bla bla bla….- Como si no viviéramos en este planeta, como si fuéramos medios etés! Como si quisiéramos viajar a fin de diciembre por puro capricho, para pagar más, para hinchar las pelotas, porque sí, para rodearnos de turistas por gusto nomás. Hay que joderse y escuchar la boludez de las fechas, cuántas veces???
Toya, me rompiste tanto los huevos con la frasecita de las fechas…! (”ovarios, nena”, diría mi madre) , que te tuviste que meter el viaje y las putas cenas del transatlántic en el horto, Toya! Si, nos comimos los pasajes esos chotos con Air Marroc y sus larguísimos retrasos, pero la cantinela de las fechas, culpabilizándonos encima por elegir tan horrible momento para viajar, o ….con tus palabras…-mandarnos de viaje- …

Esa, Toya, ni aunque me ofrezcas diez mil cafés y no sé cuántas cenas, esa, no te la escucho repetir de nuevo ni por putas!

Al terminar el pasillo de gente, empiezo a registrar el sentimiento de un lugar muy lejano y muy cercano que se me mete adentro. Supongo que le pasará a todo el mundo cuando llega a un país raro.

Lo primero, los hombres te re miran y todos son una mezcla de la cara de tu bisabuelo, ese que mi vieja dice que es igual a mí, o yo igual a él pero sin bigote. Bueno, los tipos oscilan entre el bisabuelo asturiano (que debería haber tenido un padre o abuelo con raíces marroquíes, seguro!) y mis salvajes compañeritos del colegio primario, mezcla de indios, tanos, mestizos, árabes.

Daban la combinación de morbo perfecta que encajaba en los ojos característicos de los señores marroquíes del pasillo del aeropuerto de Casablanca.

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