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lunes, 14 de enero de 2008

EL VIAJE. 1. El despegue

La primera cosa a tener en cuenta, es que las cosas no precisan ser complicadas.

-Hay que ir a lo práctico –
Siempre repite el Jordi, mi pareja, como un mantra.
No sé si es porque lo es, o sea, práctico, o porque le gustaría serlo.

Aún así, organizar este viaje no fue fácil.

Unos afirmaban que a África no puedes ir por tu cuenta, otros, que con agencia es una gansada.

El sentido común me impedía creer que la solución fuera la fortuna que nos pedía la Toya, dueña de una agencia, donde trabajaba un argentino, tucumano o algo así, que conoció a mi vieja vaya una a saber dónde y que por regla argentina incuestionable hay que confiar en que saldrá bien de precio y nos entenderemos. Sólo porque el tipo era argentino.

Pero con la Toya esta, estuvo todo mal parido desde el vamos. Hasta que mi paciencia llegó a su fin y con horas de diplomacia catalana, de Jordi, claro, la tal Toya quedó lagrimeando frente a las tacitas de café. Instantáneo, además, asqueroso.

En nada, por suerte, y con otra agencia, y sin argentinada de por medio, más o menos fuimos resolviendo la cuestión.
Mi carga de estrés, trabajo, preparación mental de clases y viajes largos en moto, había hecho tal estrago en mi cuerpo que no podía siquiera tratar de imaginar Marruecos.

También, el hecho de no ir al campo de invierno, retiro de meditación zen, era todo un tema, porque lo venía haciendo desde hace…el zen 16 años…el campo de invierno…….unos diez.

Por un lado, la mezcla de rebeldía y libertad de no ir, y por otro, la alargada saturación de situaciones en las que te decís - Basta, esta ficha no me va- .
Es una ausencia con ligero dolor, ya me arden las orejas de los comentarios sobre mis contradicciones, pero una ausencia que también habla y dice a un maestro lejano:

- Hermano, ponete media pila porque tu rollo no convence, no cierra –
- Che, cuidanos que de tanto desgastar, de tanto sacar punta , se acaba el lápiz-

No decir lo que una piensa, endiosar a un tipo sin cuestionarlo, ubicarse en una eterna discípula.

Quién inventó esa relación tan dúal?

Tan falsa, tan anacrónica, tan que te impide pensar por ti misma. Y aunque paradójicamente esta sea la enseñanza…y si lo que pienso por mi misma no gusta ni al folklore japonés, ni al monoteísmo, ni al budismo, ni al zen?

Resultado, que llevo las botamangas mojadas, se me mojó el pelo aún tapándome con mi pañuelo verde al estilo árabe. El pañuelito empapado, mis manos, las zapatillas, los pantalones, el abrigo, que por cierto, no es impermeable porque la mogólica de Toya aseguró que en estas fechas NUNCA llueve, y eso que se lo preguntamos!

La cosa es que parece ser que la susodicha nos pagó las cenas del hotel de Meknés, (ciudad entre Fez y Casablanca) , donde aseguró que no lo podíamos reservar sin cenas, y el tipo del hotel afirmaba que nunca lo venden con cenas. En fin.
De momento en ese hotel tan raro, tan pijo, tan vacío, y además tildado de "hotel de relaciones” , disfrutábamos de los acordes geniales de dos músicos en vivo, mientras el camarero que se parecía a Zidanne nos daba cerveza marroquí.
Si Zissu es de Algeria! , aclararía Pierre, mi ex, pero es que el camarero era re parecido!
Más desafortunado, claro, más bajito, más feúcho, sin ojos verdes, pero igual-igual. Nos servía serio, casi enfadado. Las cejas ensombrecían toda su cara sin gestos. El camarero no expresaba esa tristeza que te parte el alma de Zissu, sino un enfado triste, duro, mucho más triste que el del astro francés, claro!

El hotel, casi vacío, el bar, medio lleno, y el restaurante con las cenas lujosas pagadas por Toya. Otra mesa ocupada, con prostitutas marroquíes que se visten como cualquier occidental en verano. Hacía un frío de muerte y yo comía, a reventar, con el abrigo puesto, tiritando.

Recién al llegar a Fez, en un lugar normal, agradable, sin tufillo a tugurio de lujo, descubrí porqué me había sentido tan rara en el “Transatlántic”, cuando intentaba disfrazarse de hotel normal.

EL VIAJE 2. Africa quedaba arriba!

Jordi murió desde ayer, y hablo ahora en argentino, aclaro.
Es decir, que no murió de verdad, desmayó, tampoco de verdad, obvio. En español de españa: cayó enfermo.

Nunca sabremos bien si fue de tanto comer, o de poco dormir, porque mientras yo precisaba horas adicionales de sueño cada mañana, él se levantaba temprano como un deportista.
O si fue la insolación en la Plaza de la Medina de Meknes, que a mí apenas comenzó a devolverme mi color original.

Pero volviendo al tema, para conseguir despegar hacia Casablanca, y si, despegar porque el maldito avión en vez de salir a las 12.10hs de Barcelona, terminó despegando a las 22.30hs de Madrid.

Nos taparon la boca con tickets de comida que fuimos truchando y multiplicando y al atravesar el anhelado pasillo-manga (hoy me entero que los catalanes haciéndose por una única vez los anglo parlantes llaman “finger”) que nos llevaría al fin a Casá (como dicen los lugareños) lo hacíamos caminando rengos, torcidos, de tanto intentar sin éxito dormir en las sillas del aeropuerto que no permiten levantar el posa brazos.
O sea, dormimos en eses, como serpientes .

Y con el estómago lleno nos acomodamos supuestamente alegres en butacas “business class”. Estábamos saliendo rumbo a áfrica cuando nos pusieron el mantelito blanco y llegó el paté de foie con quesos y postres. Nos miramos con desconsuelo. Acabábamos de cenar con los tickets gratis con los que Air Marroc trataba de taparnos la boca. A los diez minutos, después de que Jordi vorazmente devoró mi paté y el suyo, le anuncio que ahora viene la comida. Aunque nos dolía la panza y con los asientos anchos de una business que prometía consolarnos, aunque fuera con mil horas de retraso, deglutimos todo como trogloditas después de un ayuno.

Lo genial fue cuando empezaron a poner el mapa al revés!
Si, la pantalla que teníamos justo enfrente, de pronto se invertía y Europa, minúscula, quedaba abajo y África, interminable, pasaba arriba.

Al salir, en esos pasillos de casamiento que se forman al llegar a una ciudad, había mucha gente esperando. – Y, será por las fechas. – Cantinela escuchada hasta el cansancio de la boca de la pesada de Toya, como si no supiéramos que es diciembre, ni el día, ni que era navidad, nada de nada.

Abstinencia calendaria total se suponía que era la nuestra!.

Ella, cuando repetía infinitamente, - Es que en estas fechas….bla bla bla bla….- Como si no viviéramos en este planeta, como si fuéramos medios etés! Como si quisiéramos viajar a fin de diciembre por puro capricho, para pagar más, para hinchar las pelotas, porque sí, para rodearnos de turistas por gusto nomás. Hay que joderse y escuchar la boludez de las fechas, cuántas veces???
Toya, me rompiste tanto los huevos con la frasecita de las fechas…! (”ovarios, nena”, diría mi madre) , que te tuviste que meter el viaje y las putas cenas del transatlántic en el horto, Toya! Si, nos comimos los pasajes esos chotos con Air Marroc y sus larguísimos retrasos, pero la cantinela de las fechas, culpabilizándonos encima por elegir tan horrible momento para viajar, o ….con tus palabras…-mandarnos de viaje- …

Esa, Toya, ni aunque me ofrezcas diez mil cafés y no sé cuántas cenas, esa, no te la escucho repetir de nuevo ni por putas!

Al terminar el pasillo de gente, empiezo a registrar el sentimiento de un lugar muy lejano y muy cercano que se me mete adentro. Supongo que le pasará a todo el mundo cuando llega a un país raro.

Lo primero, los hombres te re miran y todos son una mezcla de la cara de tu bisabuelo, ese que mi vieja dice que es igual a mí, o yo igual a él pero sin bigote. Bueno, los tipos oscilan entre el bisabuelo asturiano (que debería haber tenido un padre o abuelo con raíces marroquíes, seguro!) y mis salvajes compañeritos del colegio primario, mezcla de indios, tanos, mestizos, árabes.

Daban la combinación de morbo perfecta que encajaba en los ojos característicos de los señores marroquíes del pasillo del aeropuerto de Casablanca.

EL VIAJE 3. Un fenómeno Nafertiti.

Ahora, lo alucinante fue la escena con, como decidí llamarla, Nafertiti.

El nombre no encajaba con el contexto, pero el nombre real, que después averigüé, en realidad, tampoco. Asi que le quedó, Nafertiti.

Nos dejó lisitos lisitos, sedados, colorados, sí , y también medio tarados, Nafertiti.

Entramos en un lugar que ni chicha ni limonada, o sea que el sitio no decía nada, era como una peluquería chiquita con una puerta de vidrio opaca, que en su momento no abrí.

Nafertiti nos hablaba medio en francés, medio en señas y nos dice que nos desvistamos señalándonos dónde hacerlo. Con Jordi miramos dudosos, y vuelvo con ella para tratar de aclarar si había que sacarse todo. Parece que no. Con calzones ya valía. Al venir a buscarnos, y otra vez con señas, me dice que me saque la bombacha y tratamos de preguntarle si valía la pena que Jordi se ponga su bañador pero nos miró casi con desprecio, o mejor con un – casi que no- .

Entramos a un especie de baño grande con bancos de mármol caliente y piletas decoradas con canillas con cara de león que escupían agua a lo bestia. Nafertiti nos ordenó sentarnos en unas alfombritas de goma turquesas, de esas que se usan para que los viejos no se resbalen en las bañeras. Horrible. Y ahí mismo empezó la onda Hammam que aparentemente consistía en que, lisa y llanamente, nos cagué a baldazos. Por suerte el agua estaba caliente, después tibia, temía que al tercer baldazo toque la fría y cuando menos te lo esperás, va!, la helada! , que te deja petrificada, pero eso si, dicen que hace re bien! Pues, la hora entera con Nafertiti fue surrealista. Una mezcla de placer masoquista con menaje a troi oficial.

Primero me baldeó a mi, luego a Jordi, que con sus calzones que pasaban de blancos a transparentes estaba…que no veas!

Después de tantas cenas gratis nos habíamos vuelto gordos, lordósicos, pero por suerte aún seguíamos siendo algo esbeltos. Nafertiti seguía seria, sin gesto, como una geisha concentrada con el otro cliente apurando desde afuera.

Después de los baldazos, vino algo alucinante, me entró a enjabonar toda, tetas, incluidas, con Jordi al lado. Todo, como si nada.

Todavía me duelen como melones a punto de reventar. Ya las tenía duras, pinchudas, porque tocaba la fecha, pero no pensé que a Nafertiti le diera lo mismo una teta que un brazo! Pues parece que sí, porque después de enjabonar a Jordi, va y le dice que se siente en otro lado y a mí me ordena que me acueste. Cada vez con más señas porque el chorro del cara de león era fortísimo.

Ahí fue cuando descubrí que el peelíng, (acentuado al final como francés hablando inglés) era una tortura peor que la depilación. Un erizo usado como esponja y vos ahí abajo!. La primera pierna , horrible, y la segunda, bueno, ya te aguantás. Boca arriba, abajo, el erizo o puerco espín, solo se amenizaba con una mano normal que pasaba de vez en cuando. Y dale con el baldazo otra vez! Cada vez más caliente. Por regla de tres, para el congelado no faltaría mucho. Ahí me quedé como momia egipcia cuando a Jordi le tocaba pasar a los pinchos.

Nafertiti seguía seria metiendo sus manos por dentro del calzón del Jordi y ahí justo abrí los ojos suplicando que no se le pare. Te imaginás que papelón! Empecé a mirar a Nafertiti y no se le notaba ni la bombacha, a pesar de llevar pantalón y musculosa blanca, bastante no, re-mojados. Tenía los brazos medio fofos, y ahí comparé, no vaya a ser cosa que mi gordura haya invadido mis extremidades! Y descubrí que los míos , además de más negros , eran más flacos.
La tortura pinchuda continuó cuando Nafertiti se apareció con un banquito blanco con cinco ruedas y me obligó a sentarme ahí, destruyendo las células de mi cuero cabelludo. Que si llegaba a tener caspa, la furia de Nafertiti la fusilaba. Pero ella no expresaba ni rabia, ni ternura, ni odio, ni amor. Ella era neutra, máscara neutra, digamos. No sabe no contesta, diría en una encuesta.
Me entregó entonces una esponja con forma de rosa color crema, esas esponjas raras que no absorben, que seguro inventaron los franceses que aman las esponjas que no son esponjas.
Y me la pasó por mi cuerpo y luego me la dejó para que yo siga, y sólo ahí esbozó un semi sonrisa Nafertiti, mientras torturaba la cabeza del Jordi.

Mirándolo bien, el Jordi sí que tenía pelo, bastante, pero no tanto como el andaluz de granada, ni mucho menos como el Chino.
El Chino es uno de esos argentinos con orígen español que de solo mirarlo ya te da calor.Es que el Chino era directamente un mono, un hombre alfombra, un neandertal que te empujaba hacia los lampiños sin dudarlo.

O sea, que después de haber siquiera conocido de lejos esos especímenes argentinos en que los pelos se les escapan de las mangas y del cuello, deslizándose por cualquier superficie con piel…Después de eso, me declaré partidaria de los lampiños.

Pero el representante máximo de los lampiños, el más bello, rubio, un elfo…Resulta que se llamaba, y lo juro, lo perjuro, aunque no pueda, no deba, no crea, te prometo que se llamaba Pablito Cabello. Con bucles largos, rubios, que absorbían con encanto la crema desenredante brotando de mis propias manos…

Pero Jordi, más real, más cercano, estaba debatiéndose entre los monos y los elfos. En realidad , ni uno , ni el otro, hay que decirlo. Él tenía su elegancia natural, aún con el calzón bajado hasta la raya del culo por Nafertiti que seguía lanzando cubos calientes, tibios, más calientes, y ya está.

Quedamos como dos momias despellejadas.

Él hablaba, o lo intentaba, pero el chorro era tan fuerte, que su acento sonaba incomprensible como la primera lección de catalán "nivel A" , donde crees que entendiste un portugués con acento japonés, y aparecen vocales gruesas, bañadas en consonantes que sonaban a …Soroll ....( que significa ruido , en catalán) . Pero, él , trataba nomás de decir que la piel esa negra, caída, era el resultado del trabajo de la chica. Pero así como no podía oír por el chorro, tampoco podía ver bien porque a estos sitios no se entra con gafas, no? Sólo veía cubos azules y azulejos verdes, poco más.

Y a Nafertiti, claro.
Al salir le digo al Jordi: -Sabés cómo se llama la chica?- Cara de interrogante y lanza…-
- Cómo? .
- Nafertiti, le digo.
- Nasfertiti, será, dice él.
- No, Nafertiti, tal cual, - le aseguro.

Me miró, dudó y me dijo:

- Vos te inventás cada cosa, eso quién te lo va a creer?

Resulta que en un momento de intimidad, ella, atándome las zapatillas, me confesó que se llamaba Hanuman, y yo, que era Argentina, mientras esperábamos a que él traiga el dinero del segundo piso y que ella, con una sonrisa termine lentamente de vestirme

EL VIAJE 4. Un psicópata con trompita

Hay una razón fantástica para pasar navidades en tierra árabe y es, el psicópata de mi suegro.

Estoy de acuerdo con que lo que digo es políticamente incorrectísimo, pero es que este super catalán de pura raza con su orgullo Barcelona, no es psicópata en sus ratos libres para molestar a sus hijos cuando se aburre. No señor. Este, es un profesional, un experto full-time. Cabe resaltar que utiliza una estrategia curiosa, sobre todo curiosa para un hombre serio, elegante, aparentemente imponente, como él.
Y la estrategia tan estudiada es la llamada “ técnica del pucherito”.

El hombre, cuando algo no le gusta, lo cual es bien habitual, pone trompita, se enoja, patalea, o hace huelga de silencio. Eso, cada vez que algo no es como a él le hubiera gustado que sea!!!

El año pasado, parece ser que yo entro a circular en la dinastía catalana, que con la supuesta interculturalidad reinante, se animan, deciden, un poco forzado, abrirse a una sudaca. A ver qué tal. Sobre todo porque la argentinita encajaba con su nivel social, el del padre, y por ende, con el del hijo.

Pues el año pasado, nos derrumbamos siete larguísimas horas en platos de canelones empapados en salsa blanca. Aperitivo, pavo, frutos secos, horas en los sofás, varias famillas observando como el señor entraba en coma profundo, su siesta, se despertaba respingando del sofá, así como así, sin ninguna intención de marcharse, y haciendo como si siempre hubiera permanecido hiper lúcido. Un embole, digamos!

Hasta mi madre, que a veces se le da por hacerse la familiera, tenía un sarpullido anarquista qu e se expresaba susurrándome en los pasillos, más bien rogando que ese suplicio de documentales con leones africanos se acabe cuanto antes .Ese era el último recurso después de las siestas, cuando los temas de conversación brillaban por su ausencia y los documentales africanos se presentaban interesantísimos! Es más la super adaptada a las familias catalanas, insistiendo en que nos teníamos que juntar todas las fiestas varios días, y peleándome por eso, me suplicó en un impasse....- Queda mal si me voy a leer una novela a la habitación...??? - Esta intelectual y solitaria camuflada, no pudo evitar decir delante de todos, provocativa...
- Es que yo no estoy acostumbrada a ver tele en grupo!
Todos la miraron sin entender el comentario, por suerte!

Mr. Psicópata se fue a las nueve de la noche de una comida que tuvo su entrada a la una y , se fue ofendido, levantando el índice, haciendo trompita una vez más, porque el día 26, sagrado también para los catalanes!, no continuaríamos con el ritual hispano-católico de reventar comiendo en familia y llamando a ese aburrimiento, fiesta.

Si el año pasado subió al coche furioso con su caprichito de que al día siguiente no volvería a ser la estrella, este año, imaginate!
Su primogénito en la loma del culo y sin razón justificada, pisando los talones al arbolito justo el día de la partida!
Hazte una idea cómo le cayó nuestro viajecito al Sr. trompita!

Si, por supuesto que todos se llaman igual. El Padre, mismo nombre que el otro hijo, la madre, igual que la hija, más Jordi. Ufff. Aunque igual que los múltiples Jordis, Jorges del franquismo, traducidos a nombre catalán.

Hay que saber que los españoles, y en eso catalanes incluidos, si hubiera una asignatura “imaginación nominal” no la aprueban ni en pedo!. No sólo los nombres se repiten por generaciones, sino que además hay una teoría, aún no verificada, que circula por todas partes, y que encima te la cuentan con orgullo, y es que hay un numerito rarísimo en el DNI español, las hipótesis varían, nadie sabe exactamente cuál es o dónde está, pero en todo caso suele ser un 6 ó un 7. Y dice la leyenda que ese número señala a toda la gente que se llama exactamente igual que vos. ¿?

Pero lo especial-especial es que cuando empezás a investigar, los españoles, y catalanes, también, tienen un montón de nombres, como tres o cuatro, todos de santos, marías, cosas que no combinan, de las que se avergüenzan y que sólo mencionado en alguna reunión de amigos, de esas escasísimas, sale la teoría del numerito. Y lo fuerte es que les gusta tener compañeros de nombre, es que ni lo dudan porque aunque fueran tres nombres, más dos apellidos, los nombres se repiten como números del uno al diez, por tanto, las combinaciones son muchas pero no infinitas.

Pero a ver. En mi caso, imposible creer que un solo ser humano, en toda la península ibérica, lleve el nombre tan argentino-brasilero de Gabriela , mezclado con apellido judío, para colmo polaco, con segundo nombre indio guaraní de la indiecita de la flor del ceibo, flor nacional, y que en Europa confunden con Anaïs Nin.
Porque la carne en llamas transformada en flor, de Anahí, que para los que no lo sepan es una indiecita incendiada, todavía no entró en el Registro Civil de este continente. Y todo eso matizado con el apellido del bisabuelo con bigote, del González, que luego fue González-González, y así sucesivamente.

Siete combinaciones iguales en una península que desde hace poco recibe la segunda ola inmigratoria? No me lo creo.

Que vengan las siete españolas con nombre argentino-brasilero-indio-guaraní-polaco-judío y español con doble zeta a ver si no son truchas!

El psicópata profesional sigue haciendo estragos.
Jordi me dijo, esperando el ascensor:
- Quizás mi enfermedad (refiriéndose a su supuesta insolación) sea afectiva -
- Afectiva??? Te pasa algo conmigo?
- Pero vos te pensás que afectiva quiere decir sólo con vos?
- Ah, no? Y con quién?
- No sé, no es que lo digo. No sé, se me ocurre, quizás, puede ser…
- Dale, dale, hacé asociación libre que va a venir el ascensor.
- No sé, tal vez por mi papá.
- Tu papá???

El psicópata con sus monosílabos, ayer, día 25, del otro lado del móvil, fue más duro que le sol del desierto en pleno mediodía africano.

Para que Jordi no cene, eso es mucho decir. Vaya una a saber qué monosílabo cuidadosamente elegido lanzó, y el puchero, transportado en una vocal, el caprichito en un gesto, muy catalán, muy disfrazado de señor, enfundado en chalequito elegantísimo.
Él, actúa como un virus que entorpece el viaje. Afiebra a su primogénito que se atreve a cagarse en el arbolito, en el pesebre el san Esteban, el niñito, el caganet, el tipo que caga, el tronco que caga y todas las cagadas cristianas con que asfixian a los que no lo son y encima disfrazan de festejo, por cierto, costosísimos.


Unas fechas de las que muchos huirían encantados con Nafertiti hasta el fin del mundo, y no sólo hasta el norte de África, que bastante cerca todavía está de la península.

EL VIAJE 5. Africa no es áfrica.

Y con lo de África, claro que ya tuve que aguantar el comentario típico:

- Ah, pero Marruecos no es África.!!! -

Como quien dice o piensa: España no es Europa!, Catalunya no es España!.
Aca, les digo, es lo más normal!

Eso puede ser terrible cuando estás recién llegada en el primer mundo.

Y si no es ni Europa ni España, a dónde mierda llegaste?!

Porque tu plan no era ni ahí quedarte flotando a la Robinson Crusoe en una isla del Atlántico!(aunque así fueras a sentirte después, infinitas veces).

Casi como si pensáramos que argentina no es Sudamérica, o que Buenos Aires no es argentina, o que América son los yankees solos.

En fin, para qué complicar. Decía un adorado cantautor porteño. Si con el mapamundi, (ni eso!), con un simple planisferio, las ideas esas de que África son sólo negros, Europa sólo rubios o América sólo yankees, quedan barridas en un periquete.

Son teorías soberbias, obscenas, que no aceptan el mapamundi.
Con criterio propio se inventan un mapa, así porque si, por cojones!
Y encima, te lo discuten!!!

Con lo fácil que es el mapamundi, ese globito inflable, con colores.
Que hasta se podía usar de pelota en la pelopincho!.

En todo caso, si te querés inventar el mapa, pintalo todo igualito.

Coloreá el sueño trotzkista con un solo marcador, sin fronteras, dejá pasar, ché. No jodas con las ilegalidades tan inventadas como la división política. Si te lo querés inventar, hacélo más lindo, más abierto, y no sigas hablando de los europeos en tercera persona como si vos, no tuvieras nada que ver, y con el pasaporte reluciente de la comunidad en mano.

Y, ahora resulta que vengo a Africa, y como vos sí viste los leones esos del documental, que tanto rompieron las bolas a mi vieja el veinticinco de diciembre pasado, como vos sí estuviste con los negros en serio, y no esos truchos como una, medi descoloridos....Entonces, como es snob decirlo, esta África, adonde yo llegué, resulta que Africa Africa…no, claro, no es!!!

Entonces viene a ser que de donde vengo, no es, a,dónde fui ,qué va! y de dónde vine, qué va ser!

O sea que siempre me toca lo que es, pero no es? Aunque el mapita inflable se retuerza en su tumba.

Digamos, si me permitís...que es discutible, no?

Para ti, África, no es África, Europa no es Europa, claro, y América, no me incluye.

Pues, entonces, sólo me queda pensar que nací de una cigüeña, luego ... aproveché el transporte para cruzar el océano, por la nostalgia de la tierra del abuelo, y ...vine ahora acá, colgando de un pico, para buscar mis raíces café con leche.
Te vale?

EL VIAJE. 6. Los escoltas catalans

Al cuarto día del viaje tuvimos que incorporarnos al grupo de los catalanes gritones.

Ellos habían aterrizado ayer.
Estaban hiper excitados. Nosotros, re tranquis.
Nos veíamos invadidos de golpe por el barça mezclado con un olvidado idioma español y un francés poco aprendido...que daba pena.

El boludo que aullaba atrás mío, acababa todas sus frases con Hassan, eh Hassan, para hacerse el simpático con el guía autóctono.

Jordi me amenaza con cancherear con lo del Hammam. Yo, con hacerme la silenciosa como mínimo por dos días. Por una vez, me alegré de ser argentina.
Entiendes el catalán? Fue la frase de saludo del grupito simpático al detectar un acento viciado.
Ahora, resulta que no hablaremos más ni en francés ni mucho menos en español (vade retro Satanás!) sino, que volveremos a la lengua oficial catalana en plena tierra marroquí!. Contenta la normalització lingüística, no?

Pero el problema real no era la lengua, sino el vo lu men.

La onda "escoltas catalans" me daba cierto repeluz. Escoltas, aclaro, son los conocidos mundialmente como boy scouts, pero en la catalunya progre, izquierdosa, se convertían en “escoltas” laicos y mixtos, algo así como un Kinder club judío, pero sin judíos, ni líderes rubitos pecosos.
Los escoltas catalans, impregnaban sin darte cuenta, la mayoría de las instituciones barcelonesas.

Tenían, o tienen, (lo que es peor), tres reglas de oro: La primera y básica: el buen rollito. La segunda y fundamental, todo hay que hacerlo siempre juntos ( con mayúsculas!) . Y la tercera, consistía en hacer un pozo común con la guita, sin cuestionamientos, y que todos llamaban con dulzura melosa: “ el bote”.

Si bien nunca simpaticé en extremo con los scouts, por eso de que eran católicos y medios raros, algo así como hare krishnas infantiles y de verde militar. Con los escoltas, ya era trágico.
Porque se camuflaban vistiéndose de civil, aunque el acento los deschavara. Decían, sin cesar, palabras como “chicos”, “nois”, “noias”, o sea, en plan grupejo infantil, ¡siendo todos cuarentones…!

Aaggghhh!. En realidad, si miro bien, seguro que soy la más vieja, pero re-seguro.
En Europa, especialmente en España, que la incluyo, por supuesto, la gente suele tener como cinco años más de lo que parece y pertenecen a una generación retrasada. Me refiero al desfazaje generacional. Sus madres son todas amas de casa, sin excepción. Casi todos fueron a colegios de curas y vivieron reprimidos. Se independizaron demasiada tarde para poder coger tranquilos en posición horizontal, y por tanto, pasaron años y años escondiendo su sexo en autitos imposibles de transformar en camas. Desesperante!

Me debatía pues, entre el norte de África, origen del bisabuelo, y los escoltas catalans, mientras viajábamos en minibús a la tierra de un tal "Boludilis."

Que aunque era con V, Volubilis, resultó ser bastante boludilis porque le tiraron la casa a la mierda en un plis plas!. Que boludilis! Él, o nosotros? Que encima veníamos a ver la casa caída y pagábamos entrada para gozar de las famosas “Ruinas de Boludilis”.

La enfermedad de Jordi se volvió más grave. Ahora parece que no era culpa de su padre psicópata, sino de una sinusitis infantil nunca curada, o un virus misterioso, o doble insolación.

El tipo entró en fase introspectiva durmiendo todas las horas que no duerme en el año, para compensar, y comiendo poco y nada. En definitiva, esos períodos fantasmagóricos de los maridos, de los hombres, que una , con cuatro convivencias a cuestas, ya conoce tan bien, pero que poco le encajan al incansable Jordi. Mi teoría es más básica: el tabaco.

Ahora él se enfrasca en un libro mientras los escoltas catalans se apuran a sacarse las lagañas de sus trasnochadas. Yo, hace doce horas que permanezco en la habitación , con la única excepción del desayuno de hoy, y la verdad, no creo que me moleste mucho. Una mujer no puede ir sola en esta parte del mundo. Menos, de noche. Prohibidísimo. Y nunca jamás, entrar a comer!

Así que me conformé con un trozo de chocolate navideño mientras me hundía en la bañera, Jordi tiritaba de fiebre y los escoltar nos telefoneaban para salir a cenar.

El caso es que más que scouts resultaron ser tres parejas de homosexuales con ganas de marcha.

Unos, casados pero viviendo en distintas ciudades. Otros, de novios, o eso aparentaban. Y , las otras, las típicas amigas que viajan siempre juntas , se sacan todas las fotos pegaditas, pero , no asumen su atracción. Los seis se morían por conseguir porro marroquí , pero Hassan no daba el brazo a torcer.

Por ahora sólo sé que el que hablaba fuerte, y con orgullo asumido, contó que estaba casado con el de al lado, y que venía de una familia de gitanos tradicionales y pasó el viaje de regreso de Boludilis detallando la boda truncada de su hermana y detallando cómo el clan gitano casi lo mata cuando ella huyó en un taxi, escapándose de la familia del susodicho comprometido. Su relato coincidía con las penas de las mujeres marroquíes y sus comprobaciones de hímenes intactos, virginidades forzadas, hombres desesperados, casamientos apurados, gitanos y norafricanos igualitos en sus pormenores increíbles. Eso hoy, lo viven mujeres y hombres luchando por la virginidad a muerte, la de ella, claro!

Hay que decir, volviendo al retorno de Boludilis, que la visita no estuvo mal. Boludilis era una ciudad de lujo lujo, en la que los tanos, perdón, romanos, construyeron cuartos con suelos dibujados en azulejos, (tipo alfombras, pero reales) ,solariums, piscinas, pero no para nadar, sino para tomar sol con agüita, como las de los niños. Los tanos estos, se dedicaban exclusivamente a gozar del sol, comer, vomitar para seguir comiendo, y coger. No eran boludos los tanos. No, boludos no.

Alguno haría de arquitecto y otro de capataz para ir matando por tandas a los esclavos negros, estos sí africanos-africanos, que les traían piedras y mármoles gigantes de re lejos para construir Boludilis, donde los romanos vacacionaban eternamente!

EL VIAJE 7. Medinas por todas partes

La plaza de la medina de Meknes estuvo top top.
Aclaro para los que no lo saben todavía: Medina es todo lo que está adentro de las murallas y están por todas partes. Primera palabra que tienes que aprender antes de quedar como gilipollas total. Es , en caso de, como la nombrada, por los “gay socuts” capitana, del grupo, una pelirroja teñida, que llegó sin saber siquiera quiénes eran los famosos Bereberes.

- Hermana, leé un poco- Le solté en uno de mis arranques de sinceridad rebosada.

Se la daba de gran viajada, mucho zapatito de trecking, mucho timberland al pedo, porque trecking, que yo sepa no íbamos a hacer. Y resulta que los orígenes de Hassan, el conductor, y Abdul, el guía de Boludilis que tanto histeriqueó, y todos los autóctonos que nos cruzábamos en el camino, eran Bereberes.
Bueno, resultó que el nombre lo aprendió de golpe en un bombardeo de un rap francés que le traduje en un baldazo frío.
On n’est pas de Barbar, on est de Berber. No somos Bárbaros, somos Bereberes, repetían en el estribillo de un rap sonoro, que vibraba en el coche con nuestros cuerpos bailando en los asientos esperando quizás, alguna traducción, o no, …total…! Es igual.

Pero girando mi cabeza a los asientos de atrás traduje , le dije, le expliqué
- Ey, mirá lo que dice la cancioncita que tanto te gusta, nena!.
Que me preguntó qué eran los Bereberes, sería volver al inicio del diálogo. Lo dejo.

Los gay scouts, hay que decirlo, resultaron ser bastante divertidos, muy divertidos. Aunque los casados, glotones a muerte, eran unos gorditos agradables que sólo pensaban en comer, y cuánto más comían ellos, más me resistía yo al turismo gastronómico.

Mis piernas quedaron doloridas del recorrido en los tenderetes de la bendita Medina de Fez.
Te quedas de ver alfombras, teteras, cueros, bolsos, cojines, mezquitas, puertas, ventanas y balcones de maderas talladas….digamos…que …saturada, para decirlo finamente.

Miro fuentes en un hotelazo de super lujo en que vinimos a ver el atardecer.

Fuentes, palmeras, torres de minaretes, deleitan nuestros aturdidos ojos, mientras se comentan en catalán los vericuetos de la jornada.

EL VIAJE 8. Los culos

Después de algunas investigaciones literarias y callejeras con Hassan, el conductor, concluyo que lo que más les importa a los altamente sexópatas marroquíes, es sencillamente: LOS CULOS.

O sea, igual que a los argentinos y brasileros, pero con una diferencia sutil.

Los del cono sur privilegian el culo manzanita, es decir post-adolescente, duro de gimnasio (en lo posible) y puntiagudo. Los segundos se babean con las caderonas, con buenas carnes y rasgos de mujer-mujer en las curvas.

Una alegría, pertenezco a la segunda categoría. (por lo menos entro en alguna!)
Pero me parece que a estos, a los marroquíes, les falla el fuego seductor. Van a saco igual que los brazucas.

Como en toda tierra religiosa, las mujeres son madres o putas.

Por tanto, eso de la seducción , arte bien desarrollado por sus colegas franchutes y argentos, no tendría, pues, ninguna cabida. O eres, o no eres.

Así que para que andar tonteando?

EL VIAJE 9. Los gay scouts

Los gay scouts surfeaban entre comilonas, botellones, y fumatas.
Al otro día intentar salir puntuales era una fantasía imposible.

- Que no se quién ha debido desmontar la maleta porque no encuentra la pasta-
mandaba uno haciéndose el despierto .

- No sé qué quién volvió a subir porque cree que se dejó las gafas-

Y así seguían.

Cualquier acto semi adulto pasaba a ser fantasía obsesiva, así que decidí enfrascarme en mis notas y mis libros mientras ellos se intoxicaba al aire libre con tabaco.

Mi humor se iba volviendo más amargo, mientras los del grupito español disfrutaban del ritual introyectado de hacer TODO juntos.

Es decir, este turismo, además de gastronómico, implica ir de vacaciones con una gente que acababas de conocer, para pasar diez días, pegoteados a tope!

Traduzco textual: desayunar juntos, ir en los coches juntos, hacer las visitas que toquen, comer , seguir haciendo visitas, ó coche, según el tramo del viaje, luego cafecitos múltiples juntos, cervecitas, aceitunitas, aperitivo juntos y cena juntos.

Es que me parece que las vacaciones con mi familiar de origen o con los del zen me daba, aparte de ya conocernos y querernos, mil veces más margen de libertad que esta asfixia españolizada.

El primer día, usando no me acuerdo que excusa, les dije que era anarquista, entonces ya podían esperarse, aunque no creo que imaginarse, que mientras todos comieran yo me iría sola a caminar o hablar con la gente, o mientras tomen sus cervecitas en tierra de abstemios (tengamos en cuenta que allá no se bebe alcohol) yo me encerraría en el silencio de mi libro sobre la gente de Marruecos y en la paz de no oír voces que ríen en catalán después de finalizada cada puta frase.

Y lo peor, recordemos el famoso pozo común, el bote.
Pues me ví incluida sin saberlo. O sea, que encima de estar de mal humor, mientras caminaba mordisqueando una galleta, en calles polvorientas, subvencionaba comilonas catalanas.

EL VIAJE 10- La comisión de Hassan.

El guía, otro espectáculo. Ahí, todo es robar al más boludo. Y los turistas, éramos las estrellas.

Los guías lucran con comisiones institucionalizadas con cada paso que das. Y él, funcionaba como un maestro que te explica y responde a las taradeces más elementales.

Sin exagerar, hubo diálogos en la cena tipo:

- Y para el dolor de garganta qué puedo hacer?-
Pregunta una española. Catalana, perdón.
- Un té con leche y Miel-,
Subrayando la última palabra, y con aire de sabelotodo, le dice el guía culto de turbante blanco y chilaba (especie de capa) de lana.

Lo peor es que el Jordi se fue curando de su virus (que nunca supimos si era estomacal o afectivo) pero le volvieron las toses tabacaleras.
Él, es el rey de los adaptados y pasaba más tiempo con los del turismo gastronómico que conmigo, que cada vez necesitaba más soledad y silencio.

Ellos se irán a buscar un silencio turístico durmiendo enanas carpas recontra congeladas en el desierto.

Nosotros, con el silencio en nuestro interior, y al fin, sin tener que escuchar sus voces, disfrutábamos con las dunas a nuestros pies.

EL VIAJE 11.El desierto, al fin.

Son océanos de arena.

El primer impacto es bestial.

Dunas gigantes, como las de Gessell, pero mas grandes y muchas y sin fin. La arena es dorada, más dura que en la playa, fantástica.

Nos instalamos, organizamos lo del paseo en camello para mañana al amanecer, que no son camellos sino dromedarios, o sea, unos camellos enanos (altos casi como caballos) con una sola joroba y patas desgarbadas.

Los ruidosos de nuestros compañeritos subieron a estos bichos con la ilusión de una noche en la Jaime (carpas) , con vino y todos los chiches prohibidos. Se fueron, felizmente, los seis y el guía. Ellos, con miedo a congelarse, el guía moviendo hilos por móvil para la jugosa comisión con los camellos truchos. Nosotros, al fin, en paz.

Hicimos un zazen en las dunas y gracias al milagroso atardecer en las montañas de arena, todo volvió a su sitio.

Las pruebas grupales, aunque tormentosas, para llegar a la maravilla del mundo que es un desierto de arena, valieron la pena.

Me comí con los ojos el sol y las dunas, los absorbí para que no se me olviden en gloriosos minutos de largo atardecer.

La consigna de Hassan era: -Apenas se pone el sol, volved porque oscurece muy rápido y os podéis perder. Fue fácil, no caminamos lejos porque sentarse a hacer zazen era prioridad.

Una banda de dromedarios y sus turistas pasaron lejos, pero sus voces retumbaron luego, el zazen dejó lugar a una contemplación extática de las curvas sombreadas de las dunas, ligeras montañas antes del desierto, y el sol (visto con las gafas oscuras) se distinguía c sus bordes precisos descendiendo lento, gigante. Loas naranjas y dorados se entremezclaban en rojizos a medida que se escondía. El último tramo nos despidió en la cresta de la duna, cuando era fuego tras las sombras. Lo saludamos extasiados, sin palabras. La noche fría con miles de estrellas de diferentes colores, nos recibe cuando empiezan a sonar los primeros tambores, a lo lejos.

EL VIAJE 12.La duna que transforma.

Desde las dunas, algo cambió.

Ahora soporto los “chicos” , “noois”, “nooooiaaas” a la primera hora de la mañana, bien, aguanto bien, voy a dónde me llevan, no pregunto dónde ni cuánto pagaré por la comida u otros avatares del buen rollito de la combina-catalano-marroquí, que por cierto, también fue cambiando.
Ellos, al volver de la noche en jaimas, (carpas grandes hechas con mantas, alfombras o lo que sea) , estaban hechos polvo. Hubo también una baja por enfermedad. Uno menos. Caras demacradas.

Por primera vez, dejaron de hacer bromas y andaban de hombros caídos Eso sí, - fue bárbaro- aseguraron, ojerosos y fritos.

Nosotros, por fin, cenamos solos , en paz, cogimos y nos levantamos super temprano para ir a ver el amanecer con los camellos truchos.

A mí me tocó el bicho iracundo, que en cuanto lo monté, por suerte, se calmó. La joroba, hacía de zafu en un paisaje recortado por los primeros tonos rojizos.

Dos chicos nos llevaban a un punto arenoso donde se congregaron otros más para ver salir al astro.

Estaban los tanos y los españoles que se gritaban sin respeto .Me surgieron instintos asesinos al ver cómo el alcohol había desconectado a algunos humanos de las glorias de la naturaleza. Sentados vimos cómo subía la bola de oro mientras mis dedos de los pies entraban, indiferentes, en fase de congelamiento.

Al volver y bajar de los dromedarios, pasamos la mañana dorándonos y sacándonos capas de ropa hasta convertirlas en montañas.
Más tarde sobrevivimos una vez más al encuentro con los gay scouts hechos una piltrafa y al guía Hassan, que nunca dejó de ser guía, ni en la noche del 31, encontrando siempre modos camuflados para sus comisiones.

Aún no llegó el relato del Hammam al que fuimos hacia el final del 31, después de largas horas de carretera.

El plan era este. Al bajar de las dunas, Hassan había convencido al grupito que no se duchen porque en la otra ciudad había un Hammam. Le esperaban como conejo atontado persiguiendo su zanahoria.

- Son públicos, muy baratos- . Aseguró el guía. A medida que nos acercábamos y yo preguntaba cómo haríamos, porque eran Jordi, 3 gays, los gordos casados , y el estudiante obse de primera año de árabe, el guía y dos choferes.

Obvio que en un baño público, en un país árabe, están los de mujeres, y los de hombres separados, claro. Quedamos que me vendrían a buscar a la salida a mí, (las chicas no vinieron) el de mujeres estaba a la vuelta. Pueblo chico, oscuras calles, de tierra rojiza. Y a los dos minutos el mensaje es, vamos todos juntos al de la vuelta que lo habilitan sólo para nosotros ( el de mujeres ya estaba cerrado y nos lo abrían, salvo el detalle que yo , era mujer, pero hasta antes de desvestirnos nadie reparó en la cuestión, ….o sí…, no sé) Aparecimos los cinco, acostados en calzones, yo . sólo bombacha, en un suelo calentito.

Eran 3 cuartos grandes , sencillos, azulejados, con canillas de agua caliente y baldes. Estaban el señor del Hammam, el guía y los dos choferes, enjabonándonos y masajeándonos a los cinco turistas. Casi sin que nos enteremos cómo ni quién era quién. Parece ser que la diferencia de mi cuerpo femenino justificó largos minutos de más masajes, casi triplicados en tiempo y dedicación del guía con calzones rojos que se hacía el re boludo mientras se sentaba en mi culo y me amasaba la espalda como si fuera lo más natural en el mundo árabe.

Nos daban órdenes.
Comme si, comme ça, para que giremos boca arriba, boca abajo, que pasemos al otro cuarto , donde de pie nos tirábamos los baldes todos juntos.
Con un sonido aterrador , del cuarto contiguo, se oían los golpes, cachetadas, gritos. En los Hammams, todo retumba y la curiosidad llevó a mi mano a mover una cortina y a mis ojos ciegos distinguir al del Hammam haciendo los ruidos con su boca. Y dando palmas con sus manos en los cuerpos de los catalanitos.

Yo, ya entregada, pensaba que eso no podía ser muy normal en una cultura llena de “dont´s”, pero para las mujeres, como lo ponía mi librito, guía en inglés abandonada en unas mezquitas tumbas, por algún turista. “Dont look”, don´t dance in public”, “dont´t show”, “don´t go”. La mujer, básicamente, no puede.
No puede bailar, mirar a los hombres a los ojos, ni vestirse mostrando brazos, piernas, hombros. Ya el cuello es considerado sensual, claro.

-Un mundo lleno de dont’s, afirman las más rebeldes tras el velo.-

Y yo, en pelotas, con mis bragas negras mojadas, en medio de esa cultura bañada en humo.
-Suivant- grita el jefe, que luego descubrí gimnasta.

Los cinco catalanes sentados miraban, ya apaleados. Yo ahí, cumplía la primer orden, que venía con gestos.
Primero, al suelo, masaje a lo bestia tipo peeling, salvaje, luego con cachetones, y luego…el show.
Yo, me dejaba hacer, a pesar del pensamiento de que mis tetas y mi culo no eran habituales, todos hacían como que sí y bien, entré en el juego.

Primera orden, abre las piernas, me tiró hacia delante, con mi cara entre mis talones, me masajeó la espalda, se acostó detrás de mí, me hizo acostarme sobre él , me arqueó con sus rodillas en mi espalda con movimientos bruscos y ritmados. Yo me iba acoplando y nos fuimos entonces enganchando, haciendo una danza.

Me puso boca abajo, me puso en cuatro patas, me agarró de atrás, me arqueó otra vez, y viendo que esta personita respondía, me lanzó hacia atrás en una voltereta que asumí y caí de pie como acróbata rusa. Nos reímos y seguimos el show otro rato demostrando habilidades y acoplándome a sus gestos.

Al salir, felices, el hombre me preguntó si hacía deporte, le dije que yoga. Hubo una pausa, y hubo que explicarle porque le hombre nunca había escuchado la palabra.
Él, super contento. Yo, feliz de haber volado en un baño con un acróbata, mojados, sin gafas. Nadando en el aire, me dejé hacer. Con la mirada orgullosa del Jordi atravesando el vapor con sus pupilas.
Con la energía hiper renovada llegamos listos para recibir la noche del 31.
Reorganicé mis deseos, mi “intento” para el 2008. Lo aclaré en mi cabeza y a las 20.30hs puntuales bajamos para el show Bereber del hotel.
Pues si, turístico, pero fabuloso!

Primero, una entrada enmarcada por antorchas y tambores. Las puertas abiertas al ritmo. Luego la genialidad de los negros haciendo la danza tradicional de los esclavos. Mus castañuelas metálicas, rítmicas, simbolizaban las esposas de los antepasados sufridos, que con pasos cortos por las ataduras bailaban cantaban creaban, como pocos hoy son capaces.
Su trance duró horas, mechadas de tres chicas que bailaban una tímida danza del vientre berebere con unos vestidos tradicionales que les ocultaban el movimiento. Los gay scouts seguían en plan destroyed y criticaban sin parar la música, el show, y por una vez, cuando sí tocaba fiesta, ellos deseaban un silencio imposible. Pasaron la noche malhumorados.

Las chicas dudaban entre divertirse o criticar y Hassan seducía con cara de nada, hasta donde podía. Circuló porro y vino. Busqué mi rakusú. Llamé a mis ex y les dejé mensajes de fin de año. La emoción de vibrar con la ceremonia de la campana que transcurría del otro lado del estrecho, me dio una nostalgia de monja sensiblona. Los muchos años de campo de invierno y su emoción en esos minutos me trasladaron a la habitación donde le hice sampai al ketsumyaku con todos los patriarcas, mis patriarcas, casi pidiéndoles perdón por no estar ahí, y rectificando mi puesto en el linaje.
Aceptando que eran todos hombres, incluso.

Mi intento, iba , y va por aquí…
Aceptación
Tener más tiempo
Continuar con el trabajo como hasta ahora en cuanto a lo fructífero, pero con más tranquilidad.

Volví al show emocionada, con mi misión cumplida, conectando con Pierre, Alga y Bus. Baile un poco. Volví a dejar el rakusú y seguí bailando a ritmo latino la danza Bereber que reclamaba a mamá África.
Distinguí la letra y contacté con ellos, en comunión. El ritmo iba de la mano de los cocineros, camareros, director del hotel y todos. Y los bailarines bereberes, dejaron sus túnicas y se aparecieron vestidos normales con sus labios gruesos sonriendo de oreja a oreja, en unas danzas que hacían de sus culos un juego de hipnosis. Linda fiesta!

Siguió el viaje con ciudades con nombres impronunciables y largas horas para atravesar el Atlas que abraza Marrackesh. Nos recibe lloviendo. Dos días mojados, nórdicos, nebulosos. Los dedicamos a caminarla toda, sin minaretes, ni museos, ni historias.

Al tercer día devoramos el sol que reapareció para mostrarnos una ciudad literalmente abrazada por cadenas montañosas nevadas. En la terraza más alta del café francés no te podías sentar admirando tanta belleza. La batería de la cámara, cansada , decía basta.
Nuestro cuerpo tenía margen gracias al tercer Hammam, sin erotismo, re profesional, que hicimos anoche, eso si, con todos los chiches.

Gastamos los últimos cartuchos pidiendo el más caro, todo incluido, y nos pusieron una pulsera verde fosforescente.
Prometía: Hammam, enjabonado, peeling, masaje relajante con aceite de argán (que luego compramos 7 botellas!) , baño de arcilla…En fin, lo que quieras.
Y ahí nos mandamos la ultima noche listos al recauchutaje total.
No estuvo mal, diría un francés.
Completo, si. Más mecánico.
Esta vez entre mujeres me enarcillaron y me envolvieron en nylon durante largo rato. Antes de venir al viaje vi en una revista una nueva técnica de SM, en la del avión , creo! , donde envuelven al cliente, en un plástico, atado, a punto de ahogarlo, ..y así me sentía. Como poco veo, cada ruido podía ser el próximo paso.
Sonó algo metálico, pero no eran cadenas. Ni me ataron, ni me asfixiaron. Me dejaron ahí sin darme bola, hasta que la que me preguntó si hablaba árabe, me ordenó. – a la douche!. Eso sí, ayudándome a bajar de la camilla de mármol por una escalerita.

Los múltiples masajes nos dejaron suaves, felices. Lo gay scouts nos esperaban para un aperitivo de cervecita y porrito, previo a una cena que rechazamos.
Nos quedamos mirando la nada y aprovechando las vacaciones para un poco más de sexo, hasta el final.

El final es al sol, enorme, de Marrackesh, en la terraza con colchones de RIAD, un té a la menta, semi siesta devorando el calor africano hasta el último minuto.

En un cuarto de hora llegará Hassan.
Los scouts hiper excitados, el Jordi, más que relajado entró en fase beta del sueño con la rapidez que lo caracteriza cada vez que su cuerpo registra el combinado cama- almohada. Ahí sólo ha dos variantes posibles. Dormir o coger. Variantes que pueden comenzar sin dudar con igual velocidad. El aire libre y las últimas cogidas eran claro indicio de que el camino alfa-beta etc. del sueño, eran el sendero correcto.

El té, seguía en la tetera.

El sol, nunca se había expandido tanto.

Todo era brillo.

Las motos sonaban a lo lejos y los pajaritos de las terrazas, bailando entre antenas y palmeras, se despedían.

Hasta pronto, Africa.

Nos volveremos a ver!

Fue lo último que puse con lágrimas por todas partes.