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domingo, 15 de febrero de 2009

EL FACEBOOK DE LOS COJONES! Capítulo 1 .Pablito Cabello

¡ EL FACEBOOK DE LOS COJONES ¡

¡me catapultó al pasado!

Capítulo 1.Pablito Cabello.

Luz roja en las paredes. El colchón en el suelo. Pablito Cabello, sus bucles rubios y sus ojos celestes brillosos.
Pablito solía llegar a casa medio hecho polvo, estaba queriendo cambiar el mundo y las cosas no le iban como quería. Pero como sólo éramos amantes, no me quería presentar sus desgracias sino sus bellezas. Enseguida, por suerte, él sonreía y al ver y sentir sus labios a lo Jagger yo me derretía y Pablito se dejaba llevar en el mundo de los sueños fuera del mundo.
Pablito era como un elfo, super flaco, alto, bellísimo, casi femenino, eso lo hacía tan único, tan hermoso que su imagen era irresistible.
Porque como novio era un desastre el pibe.Yo lo buscaba por los bares de Corrientes a las dos de la mañana, cuando al otro día me levantaba a las siete para hacer mis dos carreras y laburar. Y Pablito seguía creyéndose que cambiaba el mundo. Era lo que llamábamos casi con miedo y respeto “un cuadro”, por tanto un ser incuestionable.
Y resulta que era un pibito de veinte años que vivía con la mamá , que no sabía tener novia, que nunca había laburado, quiero decir para tener su propia guita, y además, y esto como todos, me incluyo, la iba de re adulto y re experimentado.
Lo que más le gustó de mí desde el primer día, además de que yo era morocha y él rubio, yo de tez morena, y él blanco y esas cosas de los polos opuestos, lo que más le fascinó era que él creía que yo era más grande que él. Y en esa época, más grande era un año más. Y más tarde comprobamos, arruinando el hechizo, que no era así, que éramos iguales. Y aún peor, resulta que el pendejo me llevaba un año. Pero seguimos jugando a que yo era mayor, lo cual nos liberaba de la incapacidad de compromiso de este elfo escurridizo.
Pablito sólo aparecía algunos domingos a la noche. Hora de la muerte para los argentinos. Que cada vez que comento acá el tema, diciendo que en buenos aires, el domingo a la noche es momento de depresión institucionalizada…preguntan las razones, y …buscándolas…una dice lo que dirían todos…eso de que el lunes hay que ir a laburar…Y, como que acá eso mucho no encaja como motivo oficial de depresión nacional, no se entiende, piensan que es un delirio mío, que me lo estoy inventando. Pero del otro lado del océano, es no sólo aceptable, sino que impensable de otra manera.
Y yo le salvaba a Pablito la hora de la muerte, que se transformaba en un momento de placer con una mujer que no le pedía nada, ni siquiera que le cuente sobre su vida. Nada. Hablábamos muy poco, y como para no hacerlo tan bestia, intercambiábamos palabras como para vernos, oírnos, no necesariamente escucharnos. Estaba claro que éramos amantes y que no nos interesaba perder el tiempo escuchando la vida del otro, que para eso estaban los novios. Así que fue una relación muy onírica, podríamos decir.
Yo no sabía casi nada de su vida. Que era un revolucionario de izquierdas, motivo central de nuestra unión, que había sido de la jup regional y luego pasó a la jup capital, que era de sociología, pues en una fiesta de su facultad lo conocí. Y poco más.
Pablito con los años se transformó en un mito de belleza, medio masculina medio femenina haciendo una combinación perfecta, deliciosa.
Claro que mito, porque el pibe real era un desastre. Legaba muerto de hambre, sin dinero ni para el colectivo de vuelta, y se llevaba, algunas veces, mi ropa, porque que no traía para cambiarse. Obvio que esas camisas pasaban a formar parte de su armario. Pero era igual. Si había algo en lo que una no pensaba en esa época era en ese tipo de incapacidades ajenas. Pablito cumplía con su papel, yo tenía mis novios, él sus novias y ya nos iba bien. Quedó el mito.
Y cuando se apareció en el facebook con una foto de esa época, casi me desmayo…Por supuesto que nunca le había sacado una foto, ni visto una foto de él. Creo que pocas fueron las veces que lo ví de día. Sería algún lunes por la mañana cuando se iba medio muerto y repetía con una sonrisa que lo dejé hecho mierda, e iba rearmando sus huesos mientras esperaba el ascensor.
Y aparece Pablito, jóven y viejo…y no me lo creo, y quiero guardarlo como era, como un elfo, y aparece diciéndome:

– Hola nena….

Y casi lo huelo, lo escucho. Tendrá la misma voz ? aunque otro cuerpo…Apuesto que sí…Se le vé el sufrimiento, que la vida no era la que él pensaba, ya no parece en las fotos del presente el gran dandy seductor, ni lleva el porte de play boy no asumido que presumía de pibe …
Un día, bueno, un día no, uno de esos domingos a la noche, se apareció con un traje. Orgulloso. Franfarrón. Sabiéndose hermoso. Pablito estaba creciendo y se aprovechaba de sus virtudes.
Después algo le pasó. Le costó crecer, tal vez. Hacerse hombre, padre en lugar de hijo, viejo en lugar de joven, normal en lugar de bello, desarmado en lugar de precioso.
En fin. Algo pasó…pero Pablito parece ser que sigue soñando con cambiar el mundo, por suerte.
Tuvo su mujer, un hijo, la piba se puso celosa cuando yo aullé como una fiera al ver la foto. Y esas cosas que ocurren en argentina, cuando las mujeres no soportan compartir a sus maridos ni en foto.
Ni el de hace veinticinco años, ni a quince mil kilómetros de distancia. Qué les pasa a estas mujeres???
Yo las quiero, porque nos enseñaron a enemistarnos, a vernos como rivales, a pensar que la otra era una especie de ladrona de nuestras pertenencias, que los tipos son propiedad privada, y esas cosas horribles que hacen a la inseguridad, al machismo y a toda esa mierda, que prefiero seguir combatiendo.
Así que felicito en público a la jermu de Pablito Cabello por haberse quedado y bancado a este espécimen que seguro será divino, pero no fácil.
Pero que lindo que era! No voy a dejar de decirlo, lo siento Caro.Y si sigue siendo lindo, pues mejor para vos.
Para mí seguirá siendo un mito, con los kilómetros, los años, el tiempo.
No te robo tu presente, y no me robes mi pasado. Ese elfo fue mi amante de los diecinueve, veinte, veintiuno…y tal vez más. Al menos déjame admirarlo en foto. Sólo eso. Y jugar con las imágenes, los sonidos, y la sonrisa canchera con los bucles colgando.

Y nosotros ......nos deleitábamos....
Fuera del tiempo. ......Cuando afuera llovía .A la hora de la muerte.

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